Política

Cárcel

El acusado del «crimen de Pilas» apunta al marido y su amante

Se enfrenta a la prisión permanente revisable por intentar violar a la víctima en el municipio sevillano y asesinarla para que no le reconociera

E.R.R. es enjuiciado en la Audiencia de Sevilla por un jurado popular y se enfrenta a la prisión permanente revisable / Foto: Manuel Olmedo
E.R.R. es enjuiciado en la Audiencia de Sevilla por un jurado popular y se enfrenta a la prisión permanente revisable / Foto: Manuel Olmedolarazon

Se enfrenta a la prisión permanente revisable por intentar violar a la víctima en el municipio sevillano y asesinarla para que no le reconociera

La defensa de E.R.R., juzgado desde ayer en la Audiencia de Sevilla por el asesinato de una mujer el 12 de marzo de 2017 en Pilas (Sevilla) e intentar agredirla sexualmente con el fin de que no le reconociera, anunció al jurado popular que lo enjuiciará que durante el proceso acreditará que el acusado «fue objeto de una trampa urdida» por los verdaderos autores del crimen, que según el letrado son el esposo de la víctima y una compañera sentimental, una «línea de investigación» apuntada durante la instrucción que «no se siguió».

La Fiscalía y la acusación particular que ejerce la familia de la víctima, su esposo y sus dos hijos de 33 y 34 años (este último con una discapacidad del 65%), piden para el procesado –en prisión preventiva desde hace casi dos años– la prisión permanente revisable por el delito de asesinato y 9 y 12 años de cárcel respectivamente por otro de agresión sexual en grado de tentativa, así como que indemnice al viudo y los hijos (la fiscal pide 254.880 euros y la acusación particular 300.000). En la primera sesión sólo se leyeron los respectivos escritos de acusación y defensa –que solicita la libre absolución o subsidiariamente la pena mínima de cinco años por un delito de homicidio– y las partes expusieron sus alegatos iniciales. Hoy se reanuda el juicio con la declaración del acusado y varios testigos, entre ellos el marido y la hija de la víctima así como el hermano del acusado.

Tanto el Ministerio Público como la acusación particular sostienen que el acusado –que presenta un ligero retraso mental que no afecta al conocimiento de sus actos y en el momento de los hechos estaba bajo los efectos del alcohol– esperó a la víctima, A.M.M., apostado en un camino del pueblo y se la llevó propinándole pinchazos en el abdomen a un paraje apartado, donde intentó agredirla sexualmente y al no conseguirlo por su fuerte resistencia «prefirió acabar con su vida antes de que pudiera reconocerle», dijo el letrado de la familia, en una «actuación deliberada». «Pedimos la mayor pena que ahora mismo está vigente en el Código Penal porque los hechos lo merecen», añadió.

Posteriormente salió al camino gritando que había visto a unos «rumanos» atacar a la víctima, que fue hallada desnuda. Una versión que según su letrado, dio «amenazado» por el marido de A.M.M., al que apuntó como autor junto a su compañera sentimental del «crimen pasional».

Tras su arresto, E.R.R. se acogió a su derecho a no declarar ante el juez si bien pasados unos meses pidió comparecer voluntariamente y expuso que oyó a una mujer gritar y al acercarse a socorrerla fue golpeado por alguien encapuchado, de quien se defendió y huyó, si bien mientras siguió socorriendo a la víctima llegó una tercera persona y le golpeó dejándole «aturdido», identificando al primer atacante como una mujer y al segundo como el marido de la víctima.

«Dicen que la víctima tuvo la mala suerte de encontrarse con mi cliente, quizás no sea así y la mala suerte la tuvo mi cliente por encontrarse con el autor». Para la defensa, el informe forense no constata que existieran indicios de agresión sexual que las acusaciones «basan solo en la desnudez de la víctima» ni heridas defensivas, al tiempo que los pinchazos en el abdomen pudieran ser postmortem.