Sevilla

Mucho españoles, pese a todo

La Razón
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Pasó el 4 de diciembre sin daños que lamentar excepto el viaje al lejano País de los Ridículos en el que se ha embarcado la clase política andaluza, que hasta organiza en la Delegación del Gobierno un 28-F de garrafón. De allí nunca se vuelve, dicen que dijo Perón aunque en realidad le robó la frase prestada a otro prócer argentino más digno e inteligente, Domingo Faustino Sarmiento, un hombre que fue a tantos sitios que publicó un libro titulado «Viajes por Europa, África y América». La nueva fecha-fetiche (toma aliteración) del andalucismo es la efeméride de una jornada de 1977 desgraciada, por la muerte de García Caparrós, y también sosa: el brillo se lo dio a posteriori el inmenso trabajo de Manolo Ruesga Bono, el fotoperiodista que embelleció el recuerdo con su cámara y a quien este año han premiado justamente por ello. Fuera de esos rollos, tan históricos como los que seis meses antes viajaron a Sevilla en avión mientras se tiraba una tanda de penaltis para que el periódico llevase imágenes de la final de la primera Copa del Rey ganada por el Betis, el asunto se reduce a una testarudez aldeana y egoísta de los dirigentes regionales de la época, que se montaron el fabuloso chiringuito de la Junta agitando, plañideros, el indigno agravio comparativo: «No somos menos que catalanes y vascos». Les faltó añadir: «Así que os vamos a esquilmar e idiotizar igual que a ellos». Resulta que corren malos tiempos para el jacobinismo, y ahí que se retrata el mismísimo PP con la blanquiverde en primer tiempo de saludo, pero el último CIS anuncia la victoria electoral en Cataluña para la única formación que propugna una recentralización sin complejos. A ver si va a ser verdad la tautología rajoyana y resulta que los españoles somos «mucho españoles».