Castilla y León

Flores y añoranzas en los cementerios de pueblos y ciudades

Cementerio de Salamanca
Cementerio de Salamancalarazon

Pocas tumbas y nichos quedaron ayer sin adornar en la Comunidad, que apenas dejaban entrever las leyendas escritas en cada sepultura.

Y es que, como cada 1 de noviembre, los cementerios de pueblos y ciudades de Castilla y León se quedaron pequeños para acoger a las miles de personas que se acercaron a recordar, por unos momentos, a los familiares o amigos que ya perdieron la vida. Un día de flores, de añoranzas y nostalgia, en el que se honra a los seres queridos que ya no están entre nosotros ya sea con flores, con rezos o con la mera presencia frente a la lápida. Un día también de encuentros, ya que en los alrededores de cada tumba se juntan familias enteras que no se han visto en mucho tiempo y pasan un rato juntos recordando momentos entrañables pasados con el difunto o poniéndose al día de sus idas y venidas en el día a día de esta vida. Un día, también, en el que las tumbas y los nichos brillan relucientes y esplendorosas, limpios como una patena y repletos de ramos de flores y centros, que aguantarán unos días más hasta que se marchiten con las primeras heladas de este otoño que se va acercando ya al invierno.

El buen tiempo acompañó prácticamente en toda la Comunidad durante este primer día de noviembre, lo que facilitó también la presencia y estancia en los camposantos de los castellanos y leoneses. En el cementerio de Nuestra Señora de los Ángeles de Palencia, por ejemplo, los palentinos se encontraron como novedad este año una escultura en memoria de los menores que descansan allí. La obra representa a un niño de 6 años que, en pie mira al frente con una ligera sonrisa en sus labios que evita dar un carácter sobrio a la vez que triste. Y en el cementerio de León, ubicado en el barrio de Puente Castro, también fueron muchos los que visitaron la recién inaugurada capilla laica, levantada en homenaje a más de 1.500 represaliados del franquismo. Un monumento promovido por el Foro de la Memoria Histórica que vio la luz hace días. En Salamanca, el goteo de asistentes a los cementerios fue constante. Como es habitual, los alrededores de la zona del cementerio de San Carlos Borromeo albergaron desde primeras horas los puestos típicos de flores, pero también otros de repostería tradicional, como de roscas de anís o buñuelos. Mientras que los que acudieran al camposanto de Ávila pudieron disfrutar en su pasillos principal, de los majestuosos panteones que muestran algunas de las manifestaciones más representativas del arte modernista, desde el neogótico al neobizantino, pasando por la influencia grecorromana. En definitiva, un día de recuerdos y de encuentros, pero también de paciencia para poder entrar y circular con el coche.