Quinto centenario de Teresa de Jesús

Homenaje poético del Hay Festival al encuentro entre San Juan y Santa Teresa

Carlos Aganzo, Clara Janés, Muñoz Quirós, Antonio Colinas y Luis Alberto de Cuenca protagonizan el homenaje
Carlos Aganzo, Clara Janés, Muñoz Quirós, Antonio Colinas y Luis Alberto de Cuenca protagonizan el homenajelarazon

El Hay Festival rindió homenaje poético al histórico encuentro entre San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila de la mano de cinco referentes mundiales de la poesía. Clara Janés, Antonio Colinas, Carlos Aganzo, José María Muñoz Quirós y Luis Alberto de Cuenca brindaron un paseo espiritual por la huerta del convento de los Padres Carmelitas Descalzos, el entorno que pudo inspirar la trilogía lírica del místico abulense, quien a su vez lo compartiría con la andariega.

El prior de la casa, Salvador Ros, condujo un año más el acto y ofreció las inestimables pinceladas históricas que ayudaron al centenar largo de asistentes a sumergirse en un mágico recorrido durante el que se evocaron textos de los místicos contestados después por creaciones propias de los cinco poetas, todos ellos miembros de la academia de juglares de San Juan de la Cruz de Fontiveros (Ávila).

A este mágico lugar arribaba San Juan de la Cruz por primera vez en la primavera de 1574, acompañando a la andariega abulense para dar refugio a las carmelitas de Pastrana; y allí fundaría después el convento. Catorce años después de su primera visita, en 1588, San Juan de la Cruz regresó al convento segoviano con su trilogía lírica ya escrita: «Noche oscura», «Cántico espiritual» y «Llama de amor viva», informa Ical.

Y ahora, 426 años después, sus versos fueron recitados en los espacios que pudieron inspirarle: los del primer poema, en la cueva de Santo Domingo; los del segundo, donde él oraba, un espacio abierto en el que se levantaría tiempo después una ermita para preservar el lugar. Aunque la parada en el tercer paraje, donde enseñaba y en la que se erigió otra ermita, en lo más alto de la huerta, no se dedicó en esta ocasión a evocar la «Llama de amor viva», sino el encuentro de los místicos, precisamente como tributo al V Centenario.

Aganzo describió el paseo antes de iniciarlo como «una ascensión desde las cavernas del sentido hasta la llama de San Juan». Declamó los primeros versos Clara Janés, tras escuchar los de la «Noche oscura» de Juan de la Cruz. Luis Alberto de Cuenca (ofreció sus versos a San Juan de la Cruz desde recuerdos de la noche madrileña de agosto, y Antonio Colinas leyó: «Con los años el cuerpo pesa más pero a la vez no deja de ascender(...) Somos tan solo el resto de una música que suena y se desprende de allá arriba.