Valladolid

Los castellanos y leoneses que renuncian a sus herencias se triplican en diez años

Los ciudadanos las rechazan por incapacidad o por miedo a asumir nuevas obligaciones económicas

La Razón
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La incipiente salida de la crisis que atisban los expertos basándose en grandes indicadores como el PIB o la tasa de paro no tiene su reflejo en cuestiones más prosaicas del día a día de muchos ciudadanos como recibir una herencia. Y es que ese legado ya no constituye para muchos un tesoro sino una rémora a su situación y cada vez más ciudadanos lo rechazan por incapacidad o miedo a asumir nuevas obligaciones económicas.

Los datos facilitados a Ical por el Consejo General del Notariado son clarificadores y reflejan que los castellanos y leoneses que decidieron renunciar a su herencia entre 2007 y 2017 se multiplicaron por tres en esa década y en la actualidad ya representan más de uno de cada diez.

En concreto, el año pasado 2.630 herederos de Castilla y León decidieron renunciar a la transmisión de bienes de sus malogrados familiares, frente a los 784 de 2007, lo que supone un espectacular aumento del 335,4 por ciento, en consonancia con un aumento nacional del 389 por ciento (42.987 en 2017). En concreto, se contabilizaron 1.846 más en cifras absolutas. El dato ha ido creciendo año tras año de forma imparable tanto en época de recesión y como con cifras positivas de la economía, y solo en 2017 se sumaron a la lista de renunciantes en la Comunidad, 510 personas.

Cabe destacar asimismo el aumento del peso de las renuncias sobre el total de las herencias contabilizadas en Castilla y León, que pasó del 3,4 por ciento de las 22.708 que se produjeron en la Comunidad en 2007, al 10,3 por ciento de las 25.532 del ejercicio pasado. En el conjunto nacional los porcentajes fueron similares, también con un 3,4 por ciento de renuncias en 2007; y un 10,5 por ciento en 2017.

El decano del Colegio Notarial de Castilla y León, José Ángel Tahoces, destacó a Ical, que la causa «fundamental» del enorme incremento de las renuncias a herencias en Castilla y León, «es evidentemente la crisis económica que se ha padecido». Una situación que ha generado, dijo, que existan «muchas herencias en las que hay más pasivo que activo y los herederos renuncian». «La causa fundamental es esa», resumió. Asimismo, este notario de León expuso que otra razón de esta situación, aunque ya «a mucha distancia de la primera es la pura liberalidad de algún heredero, que quiere que los beneficiarios sean otro, pero es más marginal». Asimismo, apuntó también al tema fiscal como posible causa a la renuncia a una herencia, aunque afecta a muy pocas porque en la Comunidad, recordó, existe una bonificación hasta 400.000 euros para familiares directos, y «raramente el Impuesto de Sucesiones tienen un impacto fiscal en una herencia a favor de familiares próximos».

José Ángel Tahoces vaticinó que en la medida en que la situación vaya mejorando, «como parece que ocurre, es algo que se ve, se irá reduciendo el número de renuncias», aunque advirtió de que las deudas contraídas se generaron «hace tiempo, se arrastran y siguen en los caudales hereditarios».

Tahoces indicó que renunciar a una herencia «no es complicado» y debe hacerse con documento público. Eso sí, aconsejó a todos que se asesoren bien, porque pueden trasladar el problema a otras personas que puedan aparecer en la figura de sustitución de ese heredero. «Hay que valorar la decisión sobre los supuestos», dijo, para no perjudicar a otros, y aconsejó abstenerse previamente de cualquier acto relativo a esos bienes o actuar antes del plazo de liquidación fiscal, porque posteriormente se grava como donación.

Asimismo, aconsejó emplear la figura del beneficio inventario, que se reguló en 2015 y que apenas se emplea, aunque supone que solo se responde de las deudas hereditarias hasta donde lleguen los bienes de la heredad. «Los notarios lo aconsejamos», dijo, porque permite una sucesión ordenada y eludir la responsabilidad de la deuda sobre bienes propios del heredero, aunque «conlleva más trámites y otros costes». «Renunciar es más simple», aseveró.

Fuentes del Consejo General del Notariado explicaron que la renuncia a la herencia solamente se puede realizar una vez fallecido el testador, además de formalizarse en escritura pública, por lo que el papel del notario es «fundamental». Las consecuencias fiscales varían en función de su la renuncia se hace en favor de otra persona o no y se se hace antes o después de prescribir el Impuesto de Sucesiones.