Barcelona

Los desastres de la guerra de Goya pintan en el Liceu el «Il trovatore» de Verdi

Joan Anton Rechi sitúa el clásico verdiano en la Guerra de la Independencia española con Carles Canut interpretando al pintor

Una de las espectaculares escenas de «Il Trovatore» con los cuadros de Goya al fondo
Una de las espectaculares escenas de «Il Trovatore» con los cuadros de Goya al fondolarazon

Joan Anton Rechi sitúa el clásico verdiano en la Guerra de la Independencia española con Carles Canut interpretando al pintor

Cuando los hombres se ven acorralados, cuando los empujas hasta el límite de su resistencia, sacarán siempre sus garras y dientes y se convertirán en bestias. Destruirán todo lo que tengan a su alrededor, con el rostro desencajado y animal antes de que llegue su última estocada mortal. Esta reflexión se Stephen Crane ejemplifica como nadie lo que puede ocurrir cuando una guerra civil enfrenta a hermanos entre sí. Como dijo el general unionista Ulysses S. Grant ante la derrota de los soldados confederados que tenía a sus pies, «una guerra civil es la guerra después de la guerra, como es la guerra antes de la guerra». Es decir, la mayor de las carnicerías.

Aunque no centre su atención en el conflicto bélico, lo cierto es que la ópera «Il trovatore», de Guiseppe Verdi, trascurre durante la violenta revuelta de los fieles de Jaime de Urgel, a principios del siglo XV, contra los defensores del rey Fernando de Antequera, a raíz del resultado del Compromiso de Caspe, al que se llegó después de la muerte sin hijos de Martín el Humano. Es decir, una guerra civil, un juego de tronos, tan de moda hoy en día por la célebre serie de televisión. ¿Se puede situar entonces la acción en otro momento de violencia extrema en suelo español? Por supuesto, no sólo se puede, sino que puede otorgarle un sentido mayor.

El Gran Teatre del Liceu resaltará a partir de esta noche y hasta el próximo sábado 29 de julio el conflicto bélico existente en la ópera verdiana situándolo a principios del siglo XIX, en plena Guerra de la Independencia con un protagonista in esperado, Francisco de Goya y su serie «Los desastres de la guerra», que servirán para dar fondo, forma y pesadilla a la historia. El director de escena, Joan Anton Rechi, juega así con la espectacularidad de estos dibujos para aislar más a los protagonistas, asfixiándolos hasta la locura y dando mayor sentido a sus anécdotas amorosas y peripecias. «En “Il trovatore” siempre se olvida un elemento muy importante, que es el conflicto: toda la obra pasa alrededor de una guerra civil aunque no llega a verse. Si lo pones conscientemente en un universo de guerra, todo adquiere mucho más sentido y coge otra dimensión», asegura Rechi.

La escenografía se convierte así en «un gran cuadro de Goya» que es testigo de una batalla entre dos bandos, el del Conde de Luna y el de Manrico. La importancia de la puesta en escena es tal que Rechi no ha dudado en darle un papel al propio Goya, interpretado en este caso por el actor Carles Canut. Su papel es una especie de observador de los «desastres» que suceden a su alrededor, siendo un narrador silencioso a través de sus cuadros. La serie de «Los desastres de la guerra» no son fijos, sino que sus 120 obras se dejan ver en 12 pantallas gigantes donde se consiguen ligeros movimientos y animaciones en sus proyecciones gracias al trabajo del videocreador Sergio Gracia y su estudio Project 2.

El elenco del montaje está protagonizado por Artur Rucinski y George Petean como Conde de Luna; Kristin Lewis y Tamara Wilson como Leonora; y Marco Berti y Piero Pretti en el papel de Manrico. Ekaterina Gubanova ha tenido que renunciar al papel de Azucena y será sustituida por Marianne Cornetti y Larisa Kostyuk. El maestro Daniele Callegari es su director musical.

Ahorrando gastos

Esta historia de amor y venganza, trágico melodrama en el que al final todos son hermanos a pesar de, o precisamente por la muerte, cuenta con una escenografía reciclada y tuneada para la nueva propuesta. En 2009 el Liceo realizó otro montaje de «Il trovatore» y se ha recuperado esa caja escénica, presidida por columnas, para dar forma al montaje y dándole el color o el no color de Goya a todo. Para Rechi sólo es una cuestión de «responsabilidad» para reducir los costes de una gran producción como ésta. «Los personajes están en un agujero del que no pueden salir, ven que tienen el cielo al alcance de la mano pero no pueden llegar a él», dice Rechi. El vestuario, a cargo de Mercè Paloma, ha quitado peso a los uniformes y ha dado más libertad a los personajes femeninos.