Conciliación

«No renunciamos a nuestra carrera ni a ver crecer a nuestros hijos»

Las mujeres catalanas todavía cobran un 24% menos que los hombres. Las Malasmadres lanzan una campaña por la conciliación real. En una semana recogen más de 15.000 gritos en su muro: «Yo no renuncio»

El Club de la Malasmadres crea una plataforma donde convierte historias personales en una reivindicación colectiva para visibilizar un problema social
El Club de la Malasmadres crea una plataforma donde convierte historias personales en una reivindicación colectiva para visibilizar un problema sociallarazon

Las mujeres catalanas todavía cobran un 24% menos que los hombres. Las Malasmadres lanzan una campaña por la conciliación real. En una semana recogen más de 15.000 gritos en su muro: «Yo no renuncio»

«¡No grito! Lloro, por ser eliminada al intentar compaginar, lloro porque tener un trabajo y sólo ver a mis niñas 10 minutos al día es inhumano». Es el grito desesperado que una madre ha colgado en el muro del Club de las Malasmadres, una comunidad virtual de «madres imperfectas» donde mujeres, y también hombres, comparten con mucho humor y desenfado los retos de ser padres. Resulta que a través de su web, que cuenta con más de medio millón de socias, no paraban de llegar historias reales de madres angustiadas porque se ven empujadas a elegir entre su carrera profesional o ver a sus hijos. «Algo impensable en el resto de Europa, donde se vive con otros horarios y hay más flexibilidad laboral», apunta Sara Berbel, directora de Barcelona Activa y miembro del consejo asesor de la reforma horaria. Y ante este alud de quejas, las Malasmadres, con su fundadora Laura Baena al frente, decidieron convertir las historias personales en una reivindicación colectiva para visibilizar un problema social.

Crearon el muro «Yo no renuncio» por la conciliación, www.rompeelmuro.com, una página para que mujeres y hombres compartieran sus problemas para conciliar. En una semana, llevan ya más más de 15.400 gritos con los que reivindican el derecho a tener hijos sin tener que renunciar a una carrera profesional. «No renunciamos a nuestra carrera ni a ver crecer a nuestros hijos», clama Baena.

Las microhistorias reales del muro hacen hervir la sangre, rasgan el corazón y si dejan a uno indiferente es que tiene sangre de horchata. «Grito por la injusta incertidumbre que sientes cada día en el trabajo pensando en las consecuencias al comunicar tu embarazo. Me despidieron», denuncia un anónimo. «Grito por decidir entre criar a mi hija o trabajar para poder mantenerla, dejarla en manos de otros y verla solo dormida», comparte Cecilia. «Y Gritooo por querer ser madre y continuar con mi carrera profesional, porque me gusta mi trabajo», firman tres amigas.

Baena cuenta que la acción se inspira en las mujeres francesas del siglo XVIII que trasladaron sus reivindicaciones a los «Cuadernos de Quejas» para que llegaran a los dirigentes. Las Malasmadres llevan tres años luchando a favor de la conciliación. Y con los datos de uno de sus estudios, «Concilia13F», en el que denuncian que 6 de cada 10 mujeres renuncian a su carrera profesional tras ser madres, recogieron 300.000 firmas con change.org. Su queja llegó a las sedes del PSOE, PP, Podemos y C's y tomó forma de Propuesta No de Ley. Valencia y Madrid aprobaron incentivos fiscales para las pymes que implanten la jornada continua con flexibilidad horaria. Es solo un primer paso para afrontar la revolución social que tiene pendiente el país: la reforma horaria.

La semana que viene, empresas y ayuntamientos catalanes pondrán en práctica nuevos hábitos para acabar la jornada laboral a las seis de la tarde, dentro de la semana de los horarios. En Cataluña, el consejo asesor de la reforma horaria soñaba con que fuera posible tener horarios europeos a partir de septiembre, pero sin gobierno estable la cosa se complica. Mientras, coincidiendo con el Día Europeo por la igualdad salarial entre hombres y mujeres, la Generalitat presentó ayer un informe que corrobora los datos de otros estudios: las mujeres catalanas cobran un 24% menos que los hombres. La tasa de trabajo a tiempo parcial entre mujeres es del 20% frente al 7% de los hombres.