Política

Infraestructuras

Cárcel de Carabanchel: diez años en el olvido

El solar de 172.000 m2, perteneciente a Interior, continúa vacío en el décimo aniversario de la demolición del penal. El Ayuntamiento quiere relanzar una iniciativa de Memoria Histórica.

Lápidas del Cementerio Parroquial de Carabanchel Bajo, abandonadas en las inmediaciones del solar
Lápidas del Cementerio Parroquial de Carabanchel Bajo, abandonadas en las inmediaciones del solarlarazon

El solar de 172.000 m2, perteneciente a Interior, continúa vacío en el décimo aniversario de la demolición del penal. El Ayuntamiento quiere relanzar una iniciativa de Memoria Histórica.

Restos de lápidas, a nombre de fallecidos que ya nadie recuerda y ni mucho menos llora, se encuentran desperdigadas en los alrededores del enorme solar de 172.000 m2 ocupado antes por la cárcel de Carabanchel. Proceden del Cementerio Parroquial de Carabanchel Bajo, a escasos metros del lugar, y pertenecen a nichos que han sido vaciados debido a que nadie pagaba ya su renovación. Es una imagen potente y, sobre todo, significativa, del abandono que experimenta el barrio en general y este área en particular. Esta semana, sus vecinos han estado de aniversario: diez años desde que el histórico penal fue derruido... y diez años desde que el solar permanece vacío. ¿Por qué? Nadie lo sabe. «Esto es Carabanchel», dicen en el barrio.

Fue la cárcel por la que pasaron Marcelino Camacho y el resto de los condenados por el «proceso 1001». También Ramón Tamames, Enrique Múgica, Fernando Sánchez-Dragó, Miguel Gila, Fernando Savater, Marcos Ana... Con su demolición, se fue también un testimonio vivo de nuestra historia más reciente. Cerrada definitivamente en 1998 por el Ejecutivo de José María Aznar, el Gobierno de Zapatero le dio la puntilla en 2008. El entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el alcalde Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, firmaron un protocolo de intenciones, basando en el Plan General de Ordenación Urbanística de 1997, por el cual el Gobierno cedía parte de los terrenos al Ayuntamiento. Entonces se preveía la construcción de 650 viviendas –de las cuales un 30% serían de protección pública–, un monumento a los encarcelados políticos o sociales –muchos homosexuales fueron encerrados en el penal– y un hospital. El suelo que iba a pasar a pertenecer al Consistorio pasaba a abarcar más de 58.000 m2. Mientras, el Ministerio se reservaba parte del terreno para dotaciones estatales. Entre ellas una Escuela de Estudios Penitenciarios y la Sede de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.

Lo cierto es que, a día de hoy, los terrenos siguen perteneciendo a Interior, que los mantiene en venta en la web de la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios y de la Seguridad del Estado (SIEPSE). En la práctica, constituyen un punto de «chatarreo», en los que los vecinos han encontrado de todo: desde las lápidas antes citadas a pantallas de ordenador.

Quedan lejos las reivindicaciones de salvar la prisión como elemento histórico y patrimonial. Sobre todo su cúpula, de 33 metros de diámetro y que ocupaba un 0,7% del terreno. «La propuesta empezó como un símbolo de la memoria, pero también lo pedíamos por la calidad del edificio», explica a LA RAZÓN Jesús Fernández, portavoz de la plataforma Salvemos Carabanchel. Hoy sólo quedan en pie la puerta principal y un muro. «Suponemos que la puerta la desmontarán, y, junto al muro, harán un monumento dedicado a la cárcel. Al menos eso se preveía en 2008», dice. También queda en pie el antiguo hospital penitenciario, que desde 2005 pasó a ser el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche. Una instalación contra la que se han manifestado los vecinos, que ya consideran que la zona quedó suficientemente «estigmatizada» con la antigua cárcel.

Sin embargo, no se cansan de alzar la voz. Reclaman la construcción en el lugar de un hospital público –tal como se prometió en 2008–, así como una instalación universitaria y una escuela de enfermería vinculadas a ese centro. «Nos cedieron 115 camas en el Gómez Ulla, pero es insuficiente. Tampoco existe ningún centro universitario en la zona pese a que, entre Carabanchel y Latina, sumamos más de 477.000 habitantes: seríamos la séptima ciudad española en población», apunta Fernández. Les urge asimismo una residencia pública de ancianos para una zona especialmente envejecida de la capital. Como recuerdan desde Salvemos Carabanchel, entre su distrito y el de Latina suman 83.960 personas mayores de 70 años. Y en Latina «no existe ningún centro público» para este colectivo. Lo que tienen muy claro es lo que «no quieren»: más pisos. «Lo que necesitamos son verdaderos equipamientos, como un hospital. Ya estamos rodeados de pisos en los barrios de Puerto Chico o Vistalegre».

Sin embargo, en Salvemos Carabanchel consideran indispensable la construcción de un museo o centro de la Memoria, algo que fue consultado en su momento por parte del Ayuntamiento de Ahora Madrid y que contó con el apoyo de los vecinos. Sería un proyecto que trascendería lo que es la mera historia de la cárcel para centrarse en la represión franquista y que otorgaría a este área un «desarrollo cultural». Y es que, como afirman en Salvemos Carabanchel, tras la negativa del Gobierno de Pedro Sánchez a realizar un museo de la Memoria en el Valle de los Caídos, los antiguos terrenos del penal podrían ser un buen candidato.

Con todo, las últimas noticias se remontan al dictamen del año pasado del Comisionado de la Memoria Histórica, nombrado por Manuela Carmena. Tras reunirse con asociaciones vecinales, propuso la instalación de placas honoríficas a 32 personas o colectivos –entre ellos los represaliados de la dictadura debido a su orientación sexual– en los terrenos de la antigua cárcel. Fuentes consistoriales explicaron a LA RAZÓN que la intención del Ayuntamiento es «relanzar» una iniciativa relacionada con la Memoria Histórica en estos terrenos, si bien no confirmaron ni descartaron que se trate de un museo.

Los vecinos siguen arrimando el hombro para que la zona no caiga en el olvido y, además, darla a conocer para hallar una salida ante el parón institucional. Salvemos Carabanchel organiza periódicamente jornadas –los sábados a las 11:00 horas– para explicar in situ no sólo la historia de la cárcel, sino la de otros emplazamientos de la zona de gran riqueza patrimonial. «La situación es indignante. No nos imaginábamos que todo seguiría igual diez años después», dice Fernández. Su esperanza es que, después del anuncio de relanzar la «operación Campamento», Carabanchel vaya detrás. Mucha fe no tienen: Mercedes Gallizo, la que era secretaria general de Instituciones Penitenciarias en 2008, cuando se dio el visto bueno a la demolición, fue designada el pasado julio responsable de Infraestructuras Penitenciarias. Entre tanto, el tiempo sigue corriendo y nadie, salvo los vecinos, mueve ficha ante tanto espacio desperdiciado.

Tesoros en torno a un solar

Salvemos Carabanchel y otros colectivos se han preocupado por mantener vivo el legado, no sólo de la antigua cárcel, sino de toda la zona. La puerta de la antigua prisión –en la imagen de arriba– es de lo poco que queda en pie, presumiblemente porque iba a ser parte de un monumento conmemorativo. Durante estos años, también han realizado murales –en la imagen central– con rostros de algunos de los presos que pasaron por el penal. Pero quizá, la mayor joya de la zona es la Ermita de Santa María la Antigua –sobre estas líneas–, iglesia románica del siglo XIII, posiblemente la primera edificación de Madrid, y que se está deteriorando gravemente, presentando grietas y humedades en su interior.