Fiesta del Orgullo Gay

Resaca tras el Orgullo: orines y basura

Además de los decibelios de más que deben aguantar los vecinos durante estas celebraciones, se unen dos problemas más: los orines y las basuras que quedan tras los festejos

Un operario de limpieza recoge basura en una calle de Chueca hoy domingo. (Fotos: Jesús G. Feria)
Un operario de limpieza recoge basura en una calle de Chueca hoy domingo. (Fotos: Jesús G. Feria)larazon

Además de los decibelios de más que deben aguantar los vecinos durante estas celebraciones, se unen dos problemas más: los orines y las basuras que quedan tras los festejos

«Yo desde el viernes desaparezco del barrio», dice Esteban Benito, vecino de Chueca que se ve obligado, cada año, a dejar su casa durante el fin de semana de las fiestas del Orgullo porque, además del ruido, las basuras y los olores convierten el Centro en poco acogedor para sus vecinos. Lo único malo de «su plan» es que debe aguantar hasta el viernes para poder escaparse, el trabajo manda.

Así, el miércoles, superada la una de la madrugada, «el barrio se convirtió en un enorme botellódromo, incluso colocaron altavoces que torturaban a los que intentábamos dormir», explica este vecino de la misma plaza de Chueca. «Tanto el botellón como los altavoces son ilegales y lo peor es que no se tienen en cuenta los derechos de los vecinos, ¿quién nos protege?», se pregunta. «Esto ni es Orgullo, ni fiesta de ningún tipo, es puro botellón», añade.

La asociación de vecinos a la que pertenece lleva años reivindicando que se cumpla la normativa de ruido, pero no lo consiguen. Por ello, desde la asociación tienen clara una cosa: «Si en la próxima edición, la de 2020, vuelven a no aplicar la normativa y controlan los ruidos, iremos a los tribunales».

Además de los decibelios de más que deben aguantar los vecinos durante estas celebraciones, tienen dos problemas más: los orines y las basuras que quedan tras las horas de diversión. «El problema de olores por los pises no mejora, seguimos igual de mal año tras año. Y todo ello pese a los 933 baños que han instalado. Con cada edición colocan más, pero el problema sigue siendo el mismo porque no los están usando. Huele tan mal que hay zonas por las que al pasar te lloran los ojos», explica el portavoz. Por ello, no descartan acudir al Pleno del distrito para cuestionar el coste de estas instalaciones que, desde su punto de vista, no están siendo efectivas.

Otra de las consecuencias que cada año acarrean las celebraciones del Orgullo es la gran cantidad de residuos que se generan. «Este año no se han visto las calles tan sucias», reconoce Esteban, pero se siguen acumulando toneladas de plásticos, a pesar de que organismos como Greenpeace y la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (Felgtb) habían animado a los asistentes a que el Orgullo se convirtiera en una fiesta «libre de plásticos». Y es que, pasadas las seis de la mañana, la zona de Gran Vía o todo el entorno de la plaza Pedro Zerolo y de la puerta del Sol se convierten en un gran vertedero. En ese momento el operativo de limpieza diseñado por el Ayuntamiento entra en acción.

Sólo para el día de ayer, el dispositivo se componía de 13 baldeadoras para la limpieza con agua a presión, 25 barrederos, tres camiones de recogida y compactación de residuos, así como 13 camiones ligeros de caja abierta para intentar adelantar el horario de limpieza de las plazas y zonas de eventos. A todo ello se deben sumar los 860 contenedores que ha instalado el Consistorio en todas las calles y que tampoco han sido efectivos. Esteban llegó ayer a las siete de la mañana y «lo que me encontré fue tercermundista. Parecían las once de la noche de la cantidad de gente que había y, a pesar del trabajo del personal de limpieza, las calles estaban llenas de basura, alguno tirado durmiendo entre ella», afirma.

A pesar de todos estos inconvenientes, la jornada central del Orgullo transcurrió sin incidentes relevantes y los más destacados fueron la necesidad de escoltar a miembros de Ciudadanos, la caída de cuatro personas desde una carroza y un apuñalamiento en la plaza del Rey, según informó la Delegación del Gobierno en Madrid y la Policía.

La manifestación del sábado reunió en el centro de la capital a centenares de miles de personas, 1,6 millones según la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) y 400.000 según la Delegación del Gobierno, que considera que el dispositivo de seguridad desplegado para el evento funcionó de manera adecuada.

En lo referido a la seguridad ciudadana sólo ha habido, según un primer recuento provisional, dos incidentes reseñables, ambos sobre las tres de la madrugada.

En la plaza del Rey un joven de 20 años apuñaló presuntamente a otro de 24 en los glúteos, dejándole herido grave, tras lo que la Policía Nacional detuvo al presunto agresor en las cercanías. Se investigan las causas de la pelea, en la que no se vieron implicadas más personas, según fuentes de la Jefatura Superior de Policía.

Por otro lado, en la calle Hortaleza, la Policía Municipal detuvo a un hombre que se puso muy violento en una pizzería, amenazando a varios ciudadanos, y, cuando llegaron los agentes les recibió a patadas, cabezazos y puñetazos, hasta que fue reducido, según informaron fuentes del Cuerpo. El detenido siguió mostrándose violento cuando fue trasladado a un puesto sanitario para que fuese atendido y dejó herido a un policía municipal.

El otro incidente ocurrido durante la noche del sábado fue accidental. Al romperse la valla de una carroza, cayeron al suelo cuatro personas, una de las cuales resultó herida grave con rotura de pelvis y de un pie. Se trata de un hombre de 36 años que fue trasladado grave al Hospital Clínico, donde permanece ingresado. Dos mujeres, una de 37 años y otra de 36, fueron trasladadas al Hospital Gregorio Marañón tras sufrir las dos un traumatismo craneoencefálico leve. El último, un hombre de 39 años, fue derivado a la Fundación Jiménez Díaz por una fractura de antebrazo. El estado de estos tres heridos no reviste gravedad.