Turismo
Más turismo “bleisure” entre las tendencias de los viajes de lujo después de la pandemia
El coronavirus ha cambiado por completo la industria del turismo del lujo que, como todas las demás, se reinventa para salir de la mayor crisis de su historia.
La pandemia de coronavirus no ha distinguido de clases sociales y ha afectado (y lo sigo haciendo) a todos, independientemente del puesto profesional que ocupen o del dinero que tengan en su cuenta corriente. El turismo está, literalmente, en bancarrota y un país como España, con un amplio porcentaje de esa parte concreta del sector servicios en el PIB, lo está notando hasta límites insospechados.
El COVID-19 ha influido en todo el turismo, también en el encaminado al lujo. Una de las cadenas hoteleras de referencia, Marriott International, ha evaluado la situación y considera que, una vez superada la pandemia, el sector debe de transitar por un camino en el que destacan cuatro tendencias bien diferenciadas. Se va a optar por un turismo de lujo más sostenible, con un mayor deseo de privacidad por parte del cliente, con un mayor carácter intergeneracional, después de tanto tiempo en casa regresan los viajes con toda la familia, y, sobre todo, el futuro irá por un turismo más bleisure.
El palabro se las trae, pero es una simple conjunción de dos términos ingleses: business (negocio) y leisure (ocio). Traducido al román paladino, bleisure es la combinación entre un viaje de negocios y una estancia privada de relax en el mismo lugar de destino. La nueva tendencia ya estaba de moda entre los más altos ejecutivos antes de que nos cambiara la vida, pero gana muchos enteros a la hora de volver a recuperar el ritmo de consumo habitual.
La importancia que las más importantes cadenas hoteleras de todo el mundo le otorgan al bleisure es tal que ya existen alojamientos concebidos propiamente para este tipo de turismo. En estos hoteles es primordial, por ejemplo, la tecnología de última generación, un diseño moderno, una buena situación geográfica y una dotación completa de servicios de gastronomía y relax.
La sensación común entre los consumidores de este tipo de turismo es tremendamente positivo: muchos reconocen trabajar mejor, padecer menos estrés y aseguran haber conseguido una mayor productividad en sus resultados.
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