Vendido por 200.000 euros el vestido que lució Amy Winehouse en su último concierto

El 18 de junio de 2011 Amy Winehouse se subió por última vez a un escenario. Fue en Belgrado, en un concierto para olvidar. La grave adicción al alcohol y a las drogas de la cantante fue más evidente que nunca aquella noche y el público acabó abucheándola.

Tras aquel bochornoso evento, la británica, que cantaba dos semanas después en España, canceló de inmediato su gira. Víctima de sus propios vicios, murió el 23 de julio a los 27 años en su casa de Londres. Se apagaba, entonces, una voz única.

Hace unos días, Darrien Julien, director general de la casa de subastas Julien’s Auctiones, vendió en un evento en Beverly Hills (California) 800 de los objetos más icónicos de la artista a petición de sus padres. La joya de la corona fue el vestido que Winehouse lució, precisamente, en ese último concierto que dio en Belgrado. El mejor postor se lo llevó por 210.160 euros, un precio 16 veces mayor que el original (unos 13.000 euros).

“Un minivestido halter que abraza la figura a medida, diseñado por la diseñadora y estilista de Winehouse, Naomi Parry, que tiene un estampado de bambú y flores sobre seda incorporado en un vestido de Spanx”. Así se definía la prenda en el catálogo. En total, se recaudaron 4 millones de euros entre todos los objetos subastados, que han ido a parar a la Fundación Amy Winehouse, creada por los padres de la cantante para ayudar a los jóvenes con adicciones.

El segundo objeto más cotizado fue un bolso rojo en forma de corazón de Moschinohecho a medida que la artista llevó en los Brit Awards de 2007, donde se hizo con el premio a mejor artista femenina, y que se ha vendido por 176.980 euros.

Entre otros de los complementos vendidos, también podemos destacar un vestido floral dorado de Dolce & Gabbana, un mono marrón y negro de la firma Temperly London que llevó en el concierto en honor al 90 cumpleaños de Nelson Mandela en Hyde Park, y unos tacones de Christian Louboutin.

Además de su enorme voz, Amy Winehouse siempre podrá presumir de la autenticidad y estilo con el que vestía y se comportaba, aunque acabase siendo su perdición.