BMW 3.0 CSL, 560 CV y caja de cambios manual para el regreso de la leyenda

La guinda del pastel del 50º aniversario de la división M es el BMW 3.0 CSL. El bavarian más exclusivo de todos los tiempos es un homenaje a la historia de la marca y, en particular, al coche del mismo nombre que dominó la escena del automovilismo europeo en los años 70 y que fue conducido por leyendas como Chris Amon y Niki Lauda.

Diseñado para emocionar tanto en la pista como en la carretera, el 3.0 CSL se producirá en solo 50 ejemplares, todos ellos hechos a mano con una obsesiva atención al detalle.

Homenaje a la historia

Aunque se basa en un M4, el 3.0 CSL ha sido completamente revisado para inspirarse fielmente en las siglas “Coupé, Sport, Lightweight”. Empezando por esto último, el BMW pesa 1.270 kg (frente a los 1.625 kg del M4 CSL), gracias al uso de aluminio para las puertas, el capó y el maletero; así como de materiales ligeros para el techo, los paneles laterales y el maletero.

También contribuyeron a la “dieta” del CSL los asientos con estructura de fibra de carbono y la eliminación de numerosos paneles de absorción de sonido. Incluso los asientos no tienen controles eléctricos, y la inclinación y la altura solo se pueden ajustar manualmente acudiendo al taller.

Desarrollado tras 200 horas de trabajo también en el túnel de viento, el paquete aerodinámico incluye un splitter, paneles laterales y un doble alerón en el techo y el maletero para maximizar la carga aerodinámica cuando se quiere llevar el coche al límite.

En términos de diseño puro, la forma de la parrilla de doble riñón rinde homenaje a la del 3.0 CSL original, mientras que los faros láser amarillos recuerdan a coches de carreras como el M4 GT3, que llevó a BMW al título de fabricantes en el campeonato DTM de 2022.

Los pasos de rueda son aún más macizos y albergan neumáticos Michelin (desarrollados especialmente para este BMW) nuevas llantas de 20 pulgadas delante y de 21 pulgadas detrás, con un diseño en Y y adornos dorados.

En cuanto a la producción, todo el proceso dura tres meses y se lleva a cabo en un emplazamiento específico cerca de la planta de Dingolfing. Todos los componentes de fibra de carbono del habitáculo están hechos a mano en Múnich por un grupo de técnicos especializados, mientras que un equipo de 30 personas trabaja en el trabajo de pintura especial.