Inmigración ilegal

Concentración de los vecinos de la Casa de Campo frente a las agresiones y robos de los «menas»

Decenas de vecinos se han concentrado para denunciar su «abandono» frente a las agresiones y robos de «menas»: «Tenemos miedo, estamos hartos y queremos una solución»

Protesta de los vecinos de Casa de Campo por los robos y agresiones de los menas alojados en el albergue
Protesta de los vecinos de Casa de Campo por los robos y agresiones de los menas alojados en el albergueJavier de Antonio

Los vecinos del barrio del Batán están hartos y eso se nota en el ambiente. «Tenemos miedo, los políticos no nos hacen caso y hemos decidido actuar». Habla uno de los organizadores de la concentración –de la asociación vecinal Casa de Campo Unidos–, que ha reunido frente a la estación de Metro de Batán a decenas de vecinos en protesta por lo que entienden como una «usurpación ilegal» del antiguo albergue Richard Schirrmann, reconvertido en un centro de menores no acompañados –los conocidos como «menas»–, bajo jurisdicción de la Comunidad de Madrid.

Desde su apertura todo han sido problemas para este hasta hace poco tranquilo barrio de la capital. Asaltos, agresiones, robos, peleas, hurtos, intimidaciones... se han sucedido a lo largo de este año, pero se han recrudecido con la vuelta a la normalidad. Y la situación empeora por días. Entre cuatro y cinco denuncias se presentan cada día en la comisaría de Latina y ya se han detectado asentamientos ilegales sin control de magrebíes alrededor del albergue, que por culpa del «efecto llamada» han convertido esta zona de la Casa de Campo en «zona de guerra», que los vecinos y deportistas evitan transitar. Todo esto es lo que denuncian en voz alta con las manos levantadas durante la concentración unos vecinos indignados, que se sienten abandonados por los políticos a los que votan. «¿Tú ves aquí a alguno? Pues yo tampoco», decía una vecina de más de 80 años que «nunca había visto una cosa igual en el barrio». «Esto es una vergüenza. Aquí solo vienen los políticos cuando quieren nuestros votos, pero cuando tenemos un problema y pedimos soluciones nadie da la cara», espetó con vehemencia un padre junto a su hija, que ante el miedo a ser asaltada ha comprado un spray de pimienta «por si acaso, porque no te puedes fiar de esa gente».

Muchos vecinos aseguran que estos «menas» han perdido el miedo y el respeto y se han atrevido incluso a cortar la carretera de salida de la Casa de Campo, junto a la entrada alta del parque de atracciones. «No dejaban pasar a nadie. Eran unos 20 los que cortaron el tráfico e insultaban y tiraban piedras a los que les reprochaban su actitud. Provocaron una situación de pánico y la gente empezó a huir». Pero esta no es una situación nueva -ya se han producido numerosos incidentes con conductores y ciclistas-, pero sí que ha marcado un punto de inflexión en la actitud agresiva de este grupo de “menas” que atemoriza a todo un barrio, que hasta hace un año era uno de los más privilegiados de Madrid, por disfrutar de un espacio natural como la Casa de Campo.

Esta asociación de vecinos ha conseguido movilizar a cientos de vecinos en muy poco tiempo. “Empezamos unos pocos, pero ahora ya somos cientos porque la situación se están descontrolando, nadie hace nada, los vecinos tenemos miedo y estamos hartos”. Esta asociación manifestó ayer megáfono en mano que no está en contra de los centros de menores, pero sí de la ocupación ilegal de un espacio de interés cultural y público como son la Casa de Campo y el antiguo albergue, “que no reúne las condiciones mínimas para la educación y la reinserción social de estos jóvenes”.