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Engracia Hidalgo: “Hemos luchado por romper las desigualdades sociales tanto o más que la izquierda”

La responsable de las cuentas del Consistorio espera la aprobación de los presupuestos en diciembre. «Nuestra obligación es trabajar para llegar a un acuerdo con Vox. No sacarlos adelante sería quitar oportunidades a los que peor lo están pasando»

Una vez proyectados unos presupuestos difíciles, enfocados a paliar la crisis social que amenaza este 2021, se abre ahora una etapa no menos ardua para el Ayuntamiento de Madrid: la negociación con Vox, socio prioritario del equipo liderado por PP y Cs y cuyo voto favorable es indispensable. Engracia Hidalgo, responsable del Área de Hacienda del Consistorio, apela a la responsabilidad para aprobar unas cuentas que deberán recibir luz verde este diciembre.

–A la hora de elaborar estas cuentas, ¿han sido las sensaciones muy diferentes con respecto a los presupuestos de 2020?

–La sensación ha sido de incertidumbre, derivada de la situación sanitaria y social, con unas previsiones de una bajada del 12% del PIB. Eso convulsiona todos los aspectos numéricos. También está la incertidumbre de no conocer el marco normativo en el cual teníamos que desarrollar los presupuestos. Hasta el 20 de octubre no se aprobó en el Congreso de los Diputados la suspensión de la cláusula fiscal recomendada por la Unión Europea. Además del acuerdo de investidura con Vox, hemos tenido un eje adicional: dar respuesta a los Acuerdos de la Villa, un consenso con todos los grupos políticos. El eje básico, presente en cada decisión que hemos tomado, ha sido el de dar soluciones a los problemas que tendrán los madrileños derivados de la crisis social, sanitaria y económica.

–¿Cómo le explicaría a los madrileños que éstos son los presupuestos que necesitan?

–Les diría que son unos presupuestos en los que hemos reforzado mucho las políticas sociales para no dejar atrás a las personas más vulnerables. Les pondría ejemplos como la Tarjeta Familias. Les explicaría que las ayudas para dependencia se han incrementado en 14 millones. También que las partidas para reforzar la seguridad en las escuelas infantiles aumentan un 27% y que las políticas de vivienda, un problema para muchos madrileños, tendrán un incremento del 17%. Sin olvidar la bajada de impuestos, para apoyar a las empresas, autónomos y hosteleros, que lo están pasando mal, con una rebaja fiscal de 107 millones. De hecho, hemos implantado líneas de ayudas directas para los comercios de proximidad, mercadillos, terrazas... También les diría que los servicios públicos de calidad son una apuesta de este Gobierno, y que, gracias a estos presupuestos, vamos a aprobar nuevos contratos de zonas verdes y de limpieza que devolverán los parámetros de calidad que una ciudad como Madrid necesita. Y les recordaría que la inversión, que incrementa la productividad, incluye 488 millones, además de otros 273 de empresas como la EMT y Madrid Destino. Cuando liquidemos el presupuesto, aportaremos otros 223 millones para proyectos concretos. Casi mil millones de euros con inversiones como Madrid Nuevo Norte, la cubrición de la M-30, el eje de Joaquín Costa... Inversiones que redundan en el bienestar de muchas personas.

–¿El camino hacia la aprobación de los presupuestos es más tortuoso que la labor de cuadrar las cuentas?

–Hemos trabajado muchísimo en la elaboración. Y ahora trabajaremos intensamente con el resto de grupos y nos sentaremos en torno a la mesa con generosidad, que es como hay que abordar las negociaciones. Vox es nuestro socio preferente. Tenemos un acuerdo de investidura, con muchos de sus puntos incluidos en estos presupuestos. Para los madrileños sería muy difícil entender que los presupuestos no salieran adelante. Pero también nos sentaremos con el resto de grupos políticos. Muchas de las medidas de los Acuerdos de la Villa se incluyen en estas cuentas.

–De puertas para fuera, Más Madrid y PSOE han criticado el proyecto, por «bajar los impuestos a los que más tienen» y por «no tener un proyecto de ciudad». De puertas para adentro, ¿han tenido el mismo «feedback»?

–Hemos tenido reuniones previas para explicarles las líneas generales. Ahora estamos recopilando varia documentación que nos han solicitado. Y después tendremos las reuniones, en las que no vamos a escatimar ni en horas ni en esfuerzo. El año pasado aceptamos varias de sus enmiendas, más de las que se aceptaron nuestras durante los cuatro años anteriores. Y también lo hicimos en las ordenanzas fiscales. Las cosas se demuestran haciéndolas. Pero estas críticas son ya conocidas. Pensamos que bajar impuestos en una época como la actual fomenta el empleo y el crecimiento económico. En esa línea están actuando todos los países europeos, independientemente de su ideología. En cuanto a que se bajan los impuestos a los ricos, me parece muy demagógico. Decir eso de las bonificaciones del IBI, de la tasa de terrazas, de la recogida de residuos o del Impuesto de Actividades Económicas (IAE), dirigidas a los sectores más afectados de la pandemia... O de la bajada del IBI para 2.200.000 madrileños, que supondrá un ahorro de 40,5 millones de euros... No sé dónde se encuentran en estas medidas los «ricos», dicho así, entre comillas.

–En el último Pleno, Vox votó a favor de varias mociones de la oposición. ¿Cree que el distanciamiento a nivel nacional con el PP puede poner las cosas difíciles?

–Sinceramente, espero que en la situación actual, y teniendo en cuenta que los presupuestos contemplan los acuerdos de investidura, todos, desde la responsabilidad, sepamos sacarlos adelante. Estoy convencida de que tendremos que trabajar duro. No aprobar estos presupuestos sería quitar oportunidades a las personas y sectores que peor lo están pasando en la crisis. Nuestra obligación es trabajar para ponernos de acuerdo con Vox. Si el resto de grupos se suman, estoy convencida de que sería bueno para Madrid.

–Uno de los acuerdos con Vox era reducir las subvenciones nominativas. En ese sentido, han cumplido...

–Durante la época de Manuela Carmena, el incremento de las subvenciones nominativas fue de un 180%. Se había creado una red clientelar. El año pasado las redujimos en 14 millones de los 47 que había. Y este año volvemos a bajar siete millones. Algunas se han eliminado y otras pasan a concurrencia competitiva. Y se han mantenido aquellas destinadas a instituciones que, en el ámbito social, atienden a las personas sin hogar, a las Hermanas de la Caridad que sirven en los comedores... Aquellas subvenciones perfectamente justificadas y que llevan desde siempre en los presupuestos del Ayuntamiento. También, dentro del fomento del sector del turismo, se mantienen las del Museo del Prado, la Real Academia... aquellas instituciones culturales que hacen de Madrid un lugar atractivo.

–En las inversiones, los distritos del sur salen más beneficiados que otras zonas que podrían considerarse feudos del PP. Con estos presupuestos, ¿se destierran varios clichés asociados a la derecha?

–La izquierda hace permanentemente bandera de lo social, pero partidos como el PP, en el que llevo muchos años, hemos trabajado por esos servicios sociales y por romper las desigualdades tanto o más que ellos, aunque hagan eslogan. Gracias al reequilibrio territorial, en los barrios con más necesidades y con la renta per cápita más baja, estamos haciendo un esfuerzo inversor importante.

–La Tarjeta Familias es uno de los proyectos más ambiciosos de esta legislatura. ¿Está llegando a todos los hogares que la solicitan?

–Antes de la crisis del Covid, la ayuda de emergencia para familias era de 9,9 millones. Durante la crisis, se incrementó ese dinero y se le facilitó a las juntas municipales, con más de 30 millones de euros para atender cestas de comida, comedores... Servicios Sociales pensó que era mejor buscar un sistema más cómodo: que a estas familias les bastara acudir al supermercado y presentar una tarjeta. Y así empezamos a instrumentalizar la Tarjeta Familias. Cuenta inicialmente con una dotación de 19 millones, que se verá incrementada en abril de 2021 con otros 30 millones, cuando incorporemos el remanente. Pero en la Junta del equipo de Gobierno tenemos claro que en esta partida presupuestaria no vamos a regatear. Si hay algo que nos preocupa, es que los ciudadanos más azotados por la crisis tengan las necesidades básicas cubiertas. Y si se tienen que incrementar las ayudas, lo veremos. Siempre cuesta implantar un sistema nuevo en las administraciones. Les cuesta arrancar. Pero, durante la pandemia, se ha facilitado a las Juntas Municipales todas las ayudas que se han solicitado.

–Hablando del remanente de tesorería. ¿El Ayuntamiento no tendrá problemas para utilizarlo?

–El 20 de octubre, el Congreso de los Diputados aprobó la posibilidad de que los ayuntamientos puedan utilizar su remanente para hacer frente a los gastos que sean necesarios. Pero cuando se liquide ese remanente, en la Junta de Gobierno tenemos decidido que vamos a destinar 223 millones de euros a la inversión, además de esos 30 millones a las Tarjetas Familias. Hay incógnitas adicionales. La ministra [María Jesús Montero] afirmó que se iban a repartir entre los ayuntamientos 5.000 millones de euros. Pero no hemos visto esa partida en los Presupuestos Generales del Estado. Desconocemos si se implantará algún sistema para que los ayuntamientos puedan acceder a esas ayudas. Tampoco conocemos cómo se van a organizar los fondos europeos de resiliencia, de los cuáles figuran 1.500 millones en los Presupuestos del Estado. No se sabe su distribución. Yo espero que se plasme ese dinero adicional para el Ayuntamiento de Madrid. La ministra se comprometió.

–La oposición asegura que los presupuestos municipales dispararán la deuda...

–Es algo que no se ha entendido. Se han levantado los límites de deuda para las Administraciones Públicas. En el Ayuntamiento, todos los años se ha venido amortizando la deuda. Como desconocemos si va a haber fondos adicionales, y tampoco sabemos la variable del remanente, hemos sumado 152 millones adicionales, que suponen el 0,1% de nuestro PIB. Es la senda recomendada por el Ministerio de Hacienda. Ése sería el incremento de deuda en los presupuestos. Y eso nos deja muy por debajo de la única regla fiscal: que la deuda no supere el 75% de los ingresos corrientes. Ahora mismo estamos por debajo del 50%.

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