Asuntos Sociales

Este es el plan de Madrid para combatir la soledad no deseada

Trabajadores municipales recorrerán barrios de los 21 distritos para captar a aquellas personas que se sientan solas. Un equipo multidisciplinar evaluará cada caso

Imagen de un jubilado paseando por la plaza mayor
Imagen de un jubilado paseando por la plaza mayorCIPRI PASTRANO DELGADOLa Razón

Entre las muchas consecuencias que ha traído consigo la pandemia, una de ellas es la soledad. Una «plaga» a la que las grandes ciudades no son ajenas. En líneas generales, las encuestas señalan que uno de cada diez madrileños afirma sentirse solo. Sin embargo, un estudio realizado por Madrid Salud y presentado el pasado mes de junio elevaba el porcentaje al 16,6%. Entre otras necesidades, el 10,4% de los encuestados manifestaba que hubiera precisado de un mayor apoyo familiar, mientras que el 7,5% habría requerido más apoyo psicológico. Si bien el Ayuntamiento de Madrid, y concretamente Madrid Salud, ya había puesto en marcha este año un proyecto piloto para combatir la soledad no deseada, para este 2021 se implantará en los 21 distritos de la ciudad. Tal y como afirman desde el Área de Seguridad y Emergencias, con Inmaculada Sanz al frente, el proyecto contará con un presupuesto de 1,3 millones para los próximos dos años.

El plan, encabezado por Madrid Salud y ejecutado en colaboración con el Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, constará de dos fases. La primera será la «poblacional o de comunicación», y consistirá en una campaña de sensibilización para concienciar a los madrileños de la necesidad de ayudar a las personas que se sienten solas.

16 centros

La segunda fase será de «captación y acción». Serán los educadores sociales los que, a través del trabajo de calle, indagando en puntos estratégicos –especialmente en tiendas de barrio y farmacias– formarán distintas redes sociales para encontrar y captar a las personas que puedan estar afectadas por la soledad no deseada. En caso de que la persona quiera recibir la ayuda municipal, será atendida en alguno de los 16 Centros de Salud Comunitaria de la capital –mas otros dos que se crearán específicamente para este programa– por un equipo interdisciplinar: médicos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales, etc. Cada centro contará con equipos de alrededor de 25 personas, en horario de mañana y de tarde.

«Cada persona tendrá sus necesidades específicas», explica a LA RAZÓN Mercedes Rodríguez, subdirectora general de Prevención y Promoción de la Salud. Así, la persona captada será derivada a aquellas actividades que más se adecúen a su situación: polideportivos, talleres de cocina, grupos de relajación, trabajar el duelo en caso de que haya perdido a alguien cercano... Y es que, al final, afirma Rodríguez, la intención «es conectar a personas entre sí, que aquellos que se sientan solos puedan crear vínculos con otros, creando un entramado social y comunitario». Todo ello a través de un proyecto «activo», en el que los trabajadores no van a limitarse a esperar a que lleguen los casos, sino que van a ir directamente a buscarlos. Progresivamente, el equipo de cada centro evaluará al evolución de las personas captadas para constatar si ese sentimiento de soledad se ha reducido o no, y si precisa de un refuerzo. Si bien el plan está presupuestado para los próximos dos años, la intención del Ayuntamiento es «hacerlo sostenible en el tiempo».

Es cierto que las personas mayores son especialmente vulnerables a la soledad no deseada. De hecho, en la capital hay en torno a 160.000 mayores de 65 años que viven solos. Sin embargo, desde Madrid Salud quieren desterrar ciertos «estereotipos». «Hemos planteado este programa para todos los grupos de edad. Uno de los datos importantes que nos aportó la encuesta fue el hecho de que este sentimiento de soledad aparece más en jóvenes de 15 a 29 años que en personas mayores. Un ejemplo sería el de un universitario que este año ha decidido estudiar en Madrid. Es cierto que, a través de las redes sociales, puede conectar con sus amistades, pero después, puede sentirse solo al perder ese contacto. Y al contrario que los mayores, los jóvenes no saben identificar bien cuando aflora ese sentimiento. Alguien puede estar en el trabajo, rodeado de gente y sentirse solo sin saber por qué. Piensan: “no debería sentirme así”», afirma Rodríguez.

Las situaciones son múltiples. Puede ser el caso también de una mujer joven, con dos hijos, el segundo recién nacido, sin trabajo y que pasa por necesidades económicas. «La precariedad aumenta la percepción de soledad, al verse limitadas las actividades». Sin olvidar que las mujeres presentan en mayor medida este malestar que los varones.