Intrahistoria

Así fue el momento en el que casi descarrila la candidatura de Madrid a Patrimonio Mundial de la Unesco

La delegaciones de Arabia, Rusia, Omán, Etiopía y Brasil reivindicaron el valor de la propuesta de Madrid frente a los noruegos y al presidente chino del Comité que quiso aplaza la votación 24 horas

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz AyusoJesús HellínEuropa Press

Seamos sinceros. Reconozco que la Asamblea de la Unesco que seguí ayer para saber si mi ciudad, Madrid, conseguía su primer reconocimiento como Patrimonio Mundial era mi debut en estas lides. Llegaba virgen y el descubrimiento fue fascinante.

Desconocía la existencia del templo Ramappa en la India y mucho más que la delegación de Etiopía pudiera tener interés en prolongar durante más de media hora una discusión telemática a cara de perro con otros países a cuenta de su disconformidad con los límites de este lugar sagrado para los adoradores del Señor Ramalingeswara y epicentro del Imperio Kakatiya que visitó Marco Polo. Nunca había oído hablar del ferrocarril transiraní ni de su impagable labor a la hora de vertebrar el país de los ayatolás.

Y, sobre todo, nadie me había informado de la existencia de un tipo llamado Tian Xuejun. El viceministro de Educación chino estaba al mando del cotarro. Concedía los turnos de palabra. Pedía concisión en las respuestas. Y solicitaba, con acierto pero sin éxito, que se abstuvieran de hablar los que fueran a decir lo mismo que los que habían intervenido.

El viceministro de Educación chino, Tian Xuejun
El viceministro de Educación chino, Tian XuejunlarazonAP

Todo iba bien porque Tian conducía la Asamblea como el director de orquesta que no se despoja de su sonrisa. Pero llegó el turno de Madrid y a Tian le entraron las prisas. Amagó con suspender la sesión y dejar el debate sobre El Prado y El Retiro hasta este lunes. A miles de kilómetros, en el Museo del Prado, Almeida y Ayuso seguían con incredulidad el plan de Tian para poder irse a cenar dentro del homologado horario comunista. «Esto es una broma», se escuchó en el Prado. Surgió entonces la queja de los representantes de Omán, Nigeria y Etiopía para salvarnos y persuadir a míster Tian de resolver el expediente en curso. «Son cinco minutos» fue el argumento definitivo. Tian accedió.

Antes que todo eso, los examinadores y Noruega habían sido muy duros con la candidatura de Madrid. “Es una candidatura con mucho potencial, pero queda trabajo por hacer. Consideramos justo que se aplace y se devuelva al Estado parte”, subrayó la representante noruega. “El bien propuesto en su conjunto no es un valor universal. Ninguno de los criterios propuestos se justifican en esta fase. Proponemos que sea aplazado”, añadieron los señores del comité examinador. Y, ahí también, apareció la voz amiga de países como Arabia, Brasil y Rusia. «Viví diez años de mi vida en Madrid y es difícil entender que esta parte de la ciudad pueda no tener este reconocimiento», sentenció el delegado ruso antes de destacar que la madrileña era una “nominación importante”, cuya inclusión “podría enriquecer el catálogo de la Unesco por ser única”. Puso en valor la “concentración de cultura, ciencia e historia” que se dan en este punto de la ciudad con “tres grandes museos, el jardín botánico y una serie de maravillas símbolo de la arquitectura de Madrid”. Desde Brasil insistieron en la “influencia de la Alameda que es el Paseo del Prado en América Latina” y la representante de Arabia Saudí, autora de la enmienda que propició el consenso, aseguró que “El Paisaje de la Luz” es “un complejo estructurado hace cinco siglos” que constituye “un ejemplo único de un tipo de paisaje cultural no presente en la Unesco”. Uganda, Omán, Etiopía y Guatemala se sumaron al clamor liderado por Rusia y Arabia.

Y Madrid lo logró. Y el colega Tian, también: nos felicitó y llegó a cenar.