¿Quiere un Gordo de Doña Manolita? Prepárese para hacer cola

Algo tiene el «Gordo», y algo tiene Doña Manolita, para que la popular administración de lotería lleve semanas acumulando colas en la entrada, bajo un intenso calor, solo para hacerse con un décimo. Sí, 328.000 euros de premio son un reclamo suficiente. Sin embargo, más que el décimo, lo que los madrileños están comprando es ilusión de cara a unas próximas Navidades que, esperemos, sean por fin seguras. Y si pueden venir con al menos un cuarto de millón de euros bajo el brazo, mucho mejor.

Hace más de dos semanas, la administración de la calle del Carmen lanzó su nueva campaña: «¿Y si El Gordo de Navidad cae en tu lugar de vacaciones?». De este modo, se ponían a la venta los nuevos décimos. En juego, 2.408 millones de euros en premios. Las probabilidades de que el premio caiga en la céntrica oficina son altas. Y de eso son muy conscientes los madrileños que, día tras días, están haciendo cola a las puertas de la administración. En 2020, Doña Manolita vendió el 72.897, número que se convertiría en el Gordo navideño. A éste se sumó la venta del tercer premio, 52.472, y el primer cuarto premio, 75.981. Además, repartió tres de los ocho quintos, entre ellos el 37.023 y 55.483.

Con todo, estos jugadores están siendo previsores. La estampa de estos días veraniegos no será comparable a la que se vivirá a medida que se acerque el día del sorteo. El año pasado, cuando aún faltaba una semana para la celebración del Gordo, ponerse en la cola de Doña Manolita acarreaba no menos de hora y media de espera.

Cumpleaños de hijos, padres, abuelos, novios y novias... Fechas de bodas y otros días significativos... La elección siempre es personal. Es cierto que algunos tienden a elegir terminaciones acabadas en números impares, como pueden ser el 7 y el 9; otros, para las dos últimas cifras del boleto, suelen optar por el 15, al que se le suele denominar «la niña bonita», o el 22, conocido como «los dos patitos». El 33 es otro de los números que más gustan, mientras que, por el contrario, se consideran «feos» aquellos boletos cuyos últimos dígitos sean el 0 o el 8. En resumen, todo queda en manos de la suerte. Y, ahora más que nunca, de la ilusión.