Festival de Otoño de Madrid: Del toro que mece Vivaldi al iceberg «Larsen C»

La 39ª edición del Festival de Otoño de Madrid afronta su recta final con una tercera semana innovadora y de claro color internacional. La apuesta interdisciplinar de esta cita en la que, danza, teatro, música, teatro físico, de objetos, visual y sin texto, forma parte de ese híbrido que es la creación contemporánea. Propuestas como «Larsen C», del griego Christos Papadopoulos, que canceló en la edición anterior por la pandemia, «Paraguay», de la argentina Compañía Absoluta, «Fairfly» de La Calòrica, el «Cuerpo de baile» de Pablo Messiez o la «Transverse Orientation» del también griego Dimitris Papaioannou, componen un final de fiesta más que atractivo.

«Transverse Orientation». Un espectáculo de danza y teatro del director griego Dimitris Papaioannou, que ha elegido la enorme figura del toro, arquetipo de la cultura mediterránea, como imagen potente. Con música de Vivaldi, proyecta mediante la danza una serie de reflexiones sobre la historia de la humanidad, su circularidad y la relación hombres-mujeres. «Orientación transversal», alude a la trayectoria de insectos como las polillas, que se desbarata ante la luz artificial girando en círculos. Este desvío lo aplica a la humanidad, que ha girado en círculos atraída por la idea de divinidad en cada civilización, impulsados por un equilibrio entre la energía masculina y femenina. (Teatros del Canal, 26, 27 y 28 de noviembre).

«Fairfly». La Calòrica trae la reflexión política y el humor con «Fairfly», premio Max al mejor espectáculo revelación en 2018. El mundo laboral y la crisis económica son el marco del relato sobre cuatro amigos que intentan organizarse tras el ERE de su empresa. Discuten si defender los puestos de trabajo o hacer realidad una vieja y brillante idea del pasado. Inciden en el intento de gobierno y mercado de maquillar las cifras del paro y acabar con la conciencia de clase, intentando demostrar que si la vida profesional es precaria, infeliz e insatisfactoria se debe a la falta de «cultura emprendedora». (Sala Mirador, 24, 25 y 26 de noviembre).

«Bros». El montaje del italiano Romeo Castellucci está protagonizado por hombres anónimos, actores no profesionales de diversa condición y edad. Vestidos como policías norteamericanos deben ejecutar las órdenes recibidas, las entiendan o no. Tras una apariencia de comedia, se desviará hacia un lado oscuro, perturbador y violento. Castellucci plantea una reflexión sobre la ley y el orden, la responsabilidad individual, colectiva y la sumisión. (Centro Conde Duque, 24, 25 y 26 de noviembre).

«Larsen C». A través de la danza y el teatro físico, el coreógrafo griego Christos Papadopoulos ahonda en la poética de anteriores montajes: «Elvedon», «Opus» e «Ion», piezas de un universo minimalista, aparentemente geométrico y engañosamente simple, basadas en la idea de apariencia y engaño. Toma su título de un iceberg situado en la Antártida, que constituye su metáfora inicial: la de un cuerpo que se disuelve, como el propio iceberg o que abraza los movimientos que se hunden en su interior. Ese cuerpo está formado por siete bailarines, cuyos movimientos varían constantemente en escena. (Teatros del Canal, 27 y 28 de noviembre).

«Paraguay». Teatro de la argentina Compañía Absoluta, donde las canciones y el humor son fundamentales en una obra con el fondo dramático de la inmigración, plasmado a través del viaje dos mujeres paraguayas, amas de casa, hacia la tierra prometida que creen que es Estados Unidos. La fantasía del «sueño americano» se les revela un engaño y experimentan una realidad marcada por el machismo, la despersonalización y la explotación. Está dirigida por Lucía Maciel y Paula Grinszpan. (Centro Cultural Paco Rabal, 26 noviembre / Nave 73, 27 noviembre / Real Coliseo Carlos III de El Escorial, 28 noviembre).

«Cuerpo de baile». Un espectáculo con dramaturgia y dirección de Pablo Messiez, donde la danza ocupa el espacio principal junto al teatro y la música. Messiez, que ha trabajado textos propios y ajenos, busca, a través del cuerpo, no repetir convenciones teatrales o, como él mismo dice, «no hacer lo que ya hacíamos». (Teatros del Canal, Sala Negra, 26, 27 y 28 de noviembre).

Y ADEMÁS

«El hermoso misterio que nos une», del bailarín y coreógrafo Jesús Rubio. Con la música de Bach despliega solo en el escenario una alabanza a la movilidad del cuerpo y del pensamiento. (Cuarta Pared, días 25 y 26).

«Terebrante»: Angélica Liddell sondea en el dolor en su nuevo espectáculo invocando al cantaor Manuel Agujetas y su dolor existencial, que explica el fundamento del flamenco y lo expresa a través de la seguiriya, el cante primitivo, trágico por excelencia del flamenco. (Teatro Auditorio. San Lorenzo de El Escorial, 27 y 28 de noviembre).

«Piano Works Debussy»: La bailarina y coreógrafa belga Lisbeth Gruwez junto a la pianista francesa Claire Chevallier investigan sobre la música de Claude Debussy. La confluencia de ambas se desarrolla entre el lenguaje corporal contemporáneo de Gruwez y lo clásico de Chevallier. (Teatros del Canal, Sala Verde, 23 y 24 de noviembre).