Opinión

Porros, adoctrinamiento y aprobado general

Un grupo de adolescentes se reúne en la calle para fumar un porro de cannabis
Un grupo de adolescentes se reúne en la calle para fumar un porro de cannabislarazonJesús G. Feria

Ser zoomer o milenial no es sencillo. Por primera, vez una generación lo tiene más complicado que sus padres a la hora de salir al mercado laboral. Vivimos en un mundo global donde quien se gradúa en la Complutense ya no compite con el de la Autónoma, sino con el letón, el británico o, incluso, el surcoreano.

La globalización y el proceso de integración europea han creado un entorno competitivo en el que no basta con cumplir unos mínimos, ahora se requieren grandes conocimientos y competencias. Es un entorno en el que solo se logra prosperar con esfuerzo y trabajo duro.

Sin embargo, desde el Gobierno de España y sus satélites ideológicos se está desarrollando una política educativa de la mediocridad. Nunca en nuestro país la cultura del esfuerzo había recibido un ataque tan directo como el de la LOMLOE. Por primera vez desde que existen leyes de educación pública, se eliminarán las calificaciones en Primaria, se supone que por lo perjudiciales que resultan las calificaciones para la salud emocional de los alumnos. En la ESO se podrá pasar de curso incluso con todas suspensas y hasta titular Bachillerato con suspensos, aunque éstos sean en materias esenciales como Lengua o Matemáticas.

Con estas medidas, el Gobierno y la izquierda sociológica que lo avala pretenden igualar a todos a la baja sin reparar en el grave mensaje moral que se manda. En los centros educativos no solo se aprenden materias, sino también lecciones de vida y, cuando en la etapa escolar no se califica o se premian los malos resultados, se inculca la creencia de la que la vida es así.

Nada más lejos de la realidad. La vida y el mercado laboral son exigentes. Conseguir un buen trabajo, justamente remunerado, requiere mucha preparación, sacrificio y, en ocasiones, muchos intentos hasta lograrlo. Educar en la contracultura del esfuerzo supone avocar a millones de jóvenes a la frustración del futuro privándoles de herramientas personales que la escuela debe inculcar.

Pero el despropósito no termina aquí. Al aprobado general se suma un intento indisimulado de adoctrinamiento mediante lecciones que nada tienen que ver con los conocimientos. Se pretende que los jóvenes, además de mediocres, sean sectarios. Con ello el Gobierno quiere construir mediante ingeniería social una población afín a sus postulados, aunque lograrlo implique acabar con la conciencia crítica del individuo para juzgar el mundo desde sus propias ideas y no a través de las que deliberadamente se le han inculcado.

Y por si lo anterior no fuese suficiente, la izquierda madrileña pretende legalizar los porros facilitando el acceso, pero, sobre todo, generando la falsa conciencia entre los jóvenes de que estamos ante algo inocuo.

En vez de animar al esfuerzo, un aprobado general.

En vez de estimular a pensar, un adoctrinamiento.

En vez de fomentar la salud, un porro.

Ésta es la propuesta de la izquierda para zoomers y milenials.