Opinión

Una nueva Ley de Farmacia con vocación sanitaria y social

Con la nueva norma, el farmacéutico podrá acceder a la Hoja de medicación del paciente y las personas dependientes podrán tener atención domiciliaria

Farmacia en Madrid.
Farmacia en Madrid.Alberto R. RoldánLa Razón

La dura experiencia de la pandemia nos ha servido -al sistema sanitario y al conjunto de la sociedad- de aprendizaje ante los desafíos sanitarios y sociales que tenemos por delante. La nueva Ley de Ordenación y Atención Farmacéutica de la Comunidad de Madrid recoge muchas de esas lecciones, y en especial el verdadero papel que podemos jugar los farmacéuticos como profesionales sanitarios cercanos a la población y la extraordinaria dimensión sanitaria y social de la red madrileña de oficinas de farmacia.

La nueva norma, aprobada el pasado 15 de diciembre por la Asamblea de Madridy que sustituye a la vigente desde 1998, es una excelente noticia para ciudadanos, pacientes y profesionales sanitarios, porque nos insta a reforzar la colaboración y nos ofrece nuevos instrumentos para trabajar juntos en el cuidado de la salud, precisamente en aquello que más valor tiene en nuestras vidas.

Es una regulación que incluye a todos: a los pacientes crónicos y agudos, a los que tienen problemas para cumplir con su medicación o para desplazarse hasta la farmacia, a aquellas personas que buscan un consejo profesional para prevenir o cuidarse mejor... Todos cuentan con un profesional sanitario cercano y comprometido como el farmacéutico y con un acceso mejorado a un recurso tan formidable como la red de oficinas de farmacia de la Comunidad de Madrid, que también se afianza en un texto que dedica especial atención a la farmacia rural.

Retos sociales como la dependencia, el envejecimiento, la despoblación o la soledad; necesidades sanitarias como el control y seguimiento de los pacientes crónicos, o lagunas de nuestro propio sistema, como el acceso a la atención sanitaria, la prevención o el cumplimiento adecuado de los tratamientos, tienen encaje y respuesta farmacéutica en el nuevo marco legal.

La ley madrileña impulsa así nuestro rol sanitario y social como farmacéuticos. Reconoce, por ejemplo, nuestro papel asistencial en la prevención de enfermedades, la promoción de hábitos de vida saludables o en el seguimiento farmacoterapéutico, según el tipo de pacientes que necesiten este servicio, tanto agudos como crónicos, polimedicados y dependientes.

La progresiva extensión de los Sistemas Personalizados de Dosificación a todas las farmacias, recogida en la norma, nos va a permitir mejorar la eficacia de la medicación, la seguridad y los resultados en el cumplimiento de los tratamientos, una de las principales carencias del sistema de salud. Incorpora también el concepto de “indicación farmacéutica” para síntomas menores, que contribuye a reducir la presión asistencial del sistema sanitario, y define la dispensación farmacéutica como “acto profesional asistencial”, situando, en definitiva, al farmacéutico como el profesional experto en el uso de los medicamentos.

Promueve la revisión y conciliación de medicamentos, un área de gran recorrido que requiere la colaboración de todos los profesionales sanitarios para reducir errores en la medicación y garantizar que los tratamientos -ya sean administrados o prescritos en el hospital, urgencias, consultas externas o atención primaria- se ajustan a la situación del paciente.

Para conseguirlo, se refuerza la comunicación y la colaboración entre profesionales al prever, por ejemplo, la creación del Historial Farmacológico del usuario. Este documento recogerá la información relevante sobre la medicación indicada, prescrita y dispensada al paciente por cualquier prescriptor o dispensador del sistema sanitario, ya sea público o privado.

Guillermo Llamazares de la Farmacia Dulcinea de Madrid
Guillermo Llamazares de la Farmacia Dulcinea de MadridAlberto R. RoldánLa Razón

El trabajo en equipo se complementa con el acceso por parte del farmacéutico de oficina de farmacia a la Hoja de medicación del paciente, siempre con el consentimiento de este, que nos ayudará a evitar posibles errores en la administración y duplicidades terapéuticas, entre otras ventajas.

Las personas en “situación de dependencia o discapacidad con pérdida de autonomía funcional y con dificultad o impedimento para desplazarse a la oficina de farmacia de su elección” dispondrán de un nuevo servicio de atención farmacéutica domiciliaria. Es la primera vez que se regula un cambio tan novedoso en nuestra ley autonómica, por lo que exigirá un desarrollo reglamentario para ser efectivo.

Queremos garantizar así que este nuevo servicio se dirige únicamente a las personas que lo necesitan y lo presta un farmacéutico de oficina de farmacia, con la máxima seguridad y garantía sanitaria para los pacientes, sin intermediarios. Con ello, brindaremos mayor autonomía, seguridad y calidad de vida a las personas que no pueden acceder a la farmacia.

Se abre, además, la puerta a una nueva sección en la Farmacia para prestar servicios de Nutrición y dietética. Se suma a las cuatro secciones ya existentes en muchas farmacias, que son Óptica, Audioprótesis, Ortopedia y Análisis Clínicos. Los ciudadanos podrán acceder así a un consejo especializado sobre nutrición, dietas y hábitos saludables para evitar interacciones de los alimentos con la medicación, prevenir muchas enfermedades o ayudar en materia nutricional a pacientes con patologías tan prevalentes como la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares u oncológicas. Estos servicios deben prestarse por profesionales titulados en Nutrición y dietética que formen parte de la plantilla de la farmacia.

Son muchas las novedades que introduce la ley, con una doble vocación, como he dicho, de desarrollo profesional del farmacéutico y de servicio social. Desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos queremos desarrollar todas sus potencialidades con la participación de todos: ciudadanos y pacientes, profesionales y Administración sanitaria.

La crisis sanitaria nos ha ayudado a constatar el valor de la cooperación y también a evaluar hasta qué punto es relevante el trabajo de los farmacéuticos. La nueva Ley madrileña de Farmacia nos ofrece la oportunidad de implicarnos más a fondo y de colaborar con eficacia en la mejora de la salud de las personas.