Teatro

Callas resucita en Madrid mostrando su lado más íntimo

El Teatro Amaya acoge "María Callas, SFOGATO", un espectáculo que explora la vulnerabilidad y la grandeza de “La Divina” a través de sus arias inmortales

Varias actrices durante un pase gráfico de la obra “María Callas - Sfogato”, en el Teatro Amaya, a 23 de septiembre de 2025, en Madrid (España). Es una obra musical donde las grandes piezas de la vida de la Diva, se intercalan con un texto y unas interpretaciones que desvelan su vida: Lo fue todo en el arte y lo perdio´ por amor y desamor. La pasio´n fue su motor: pasio´n por el arte, pasio´n por el amor. 23 SEPTIEMBRE 2025 A. Pérez Meca / Europa Press 23/09/2025
María Callas, SfogatoA. Pérez MecaEuropa Press

La Callas más humana está en Madrid. Y, en concreto, en el Teatro Amaya, con «María Callas, SFOGATO», una ventana a la intimidad de la mujer convertida en mito eterno a través de la ópera. La obra, escrita por Pedro Víllora y dirigida por Alberto Frías, permanecerá solo tres semanas en cartel, hasta el 12 de octubre. No es un homenaje en sí mismo a la diva, que también, sobre todo la obra se revela como un espejo emocional donde la soprano más célebre del siglo XX se desnuda ante sus fantasmas y ante el público.

El término «sfogato» designa a las sopranos capaces de abarcar registros imposibles, sin límites. Y así se muestra Callas en esta pieza: invencible en el arte, pero frágil en lo humano. Acompañada únicamente por Bruna, su fiel ama de llaves (interpretada por Anabel Maurin), la cantante repasa su vida desde el encierro parisino donde pasó sus últimos días. Allí conviven la pasión de sus comienzos, las turbulencias amorosas y la huella de sus triunfos sobre los escenarios. María Callas se desdobla en escena: por un lado, Mabel del Pozo y Lola Baldrich encarnan a la mujer en su faceta más íntima, vulnerable y asediada por sus recuerdos, una María que se confiesa entre luces y sombras; por otro, Eva Marco da cuerpo a la Callas eterna, la soprano inmortal que emerge para cantar con una fuerza conmovedora las arias que hicieron temblar teatros de todo el mundo. Esa dualidad escénica, entre la fragilidad humana y la grandeza artística, se convierte en el verdadero pulso del espectáculo. Y en medio de este diálogo, la pianista Natasha Belenova aporta el sostén musical de un viaje que incluye arias universales como O mio babbino caro, Casta Diva o la Habanera de Carmen. La puesta en escena cuenta con la escenografía de Juansebastián Domínguez, vestuario de Sabina Atlanta, iluminación de Enrique Toro y sonido de Carlos Calvo.

El resultado es una atmósfera íntima, casi de confesionario, que convierte al espectador en testigo privilegiado de una despedida que no deja indiferente y logra conmover y estremecerse al público. María Callas, SFOGATO es espectáculo, pero también reflexión.