Para el verano
Este es el pueblo medieval más bonito cerca de Madrid: no es Toledo ni Segovia
El pueblo, a orillas del río Jarama, es una Reserva de la Biósfera de la UNESCO
Con la llegada del verano, es normal querer buscar esos lugares a los cuales escapar. Estos meses deben ser de relajación, de disfrute en familia o con amigos, y de salir a descubrir rincones alejados del agobio que puede representar una gran metrópolis como lo es Madrid. Muy cerca de la capital hay un rincón que conserva los vestigios de una época tan lejana como impresionante. Es tanto su esplendor que la Unesco la ha considerado Reserva de la Biosfera en 2005.
Estamos hablando de La Hiruela, un pueblo en la Comunidad de Madrid que destaca por la mezcla impresionante entre la arquitectura medieval y la naturaleza. Ubicado en el norte, en la Sierra de Madrid, completamente escondido entre la geografía montañosa y el campo, La Hiruela se presenta como una joya medieval de difícil acceso, con callecitas empedradas y construcciones de adobe y madera de roble.
¿Cómo llegar a La Hiruela?
La Hiruela está cargada de historia y tradición. De hecho, una buena fecha para visitar la zona sería el primer fin de semana de agosto, ya que es cuando el pueblo celebra sus fiestas patronales en honor a la Virgen del Rosario. Lastimosamente, no es posible llegar en transporte público, y en coche también puede resultar complicado. Sin embargo, ahí está la magia: su aislamiento lo convierte en un oasis de paz.
El pueblo se encuentra a más o menos hora y media de Madrid en coche. Se llega siguiendo la A-1 hasta la salida 76 hacia Gandullas / Buitrago del Lozoya y se continúa por la M-137 hasta llegar a un aparcamiento en la entrada del pueblo, pensado para que los vehículos no perturben la paz y el silencio en el lugar.
Al llegar a la villa, se puede apreciar uno de los pueblos mejor conservados de la capital. Sus edificaciones, de estilo tradicional, se armonizan perfectamente con el entorno. Además, se ha mantenido la esencia de las construcciones originales del pueblo. Dentro de este municipio se encuentran el museo etnológico y un molino harinero.
Uno de los encantos más grades del pueblo es poder realizar senderismo a la orilla de las cristalinas aguas del río Jarama. Las rutas están aptas para montañistas inexpertos y duran usualmente dos horas con un valor simbólico de tres euros
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