La semana

Madrid enfría la estrategia veraniega del Gobierno para tapar el «cuponazo» catalán

Si el Gobierno pretendía utilizar la semana del éxodo vacacional para atacar a Ayuso e ir calentando motores para septiembre, la jugada no le ha salido del todo bien

El consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel García Martín (d), firma el Libro de Honor del Ayuntamiento de Torrejón de Velasco, durante su visita a una de las cuatro oficinas móviles de Atención al Ciudadano, en la Plaza de España, a 8 de agosto de 2025, en Torrejón de Velasco, Madrid (España). García Martín ha visitado la oficina para hacer balance de este servicio público que el Gobierno regional pone a disposición de los vecinos de p...
El consejero de Presidencia de Madrid, ayer, visita una de las cuatro oficinas móviles de Atención al CiudadanoEduardo ParraEuropa Press

Madrid no se detiene en agosto. Con obras, fiestas y cifras récord de turistas, la región desmonta la campaña del Gobierno contra su modelo fiscal. Plazas llenas, impuestos bajos y una firme defensa ante los ataques de Moncloa. Mientras arrecian las críticas al modelo madrileño y se fragua una financiación a medida para Cataluña, las calles bullen.

Ni las obras que atraviesan varios ejes principales de la ciudad, ni el calor de agosto, ni los múltiples casos en los Tribunales que afectan al PSOE y al Gobierno han evitado un nuevo ataque de Moncloa a la Comunidad de Madrid. Esta semana, el Ejecutivo ha puesto el foco en la financiación autonómica, pero el trasfondo es otro. La acusación de dumping fiscal contra Madrid ha pretendido desviar la atención sobre la reforma a medida para contentar a Cataluña. Sin embargo, la estrategia del Ejecutivo de Pedro Sánchez ha durado poco. Varios ministros han salido en tromba contra la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, pero ésta cortó en seco. «Gracias a los impuestos que pagan los madrileños se financian los servicios públicos en nuestra región y en muchas otras comunidades autónomas», señaló en sus redes sociales.

No hay mejor defensa que un buen ataque y Ayuso dio instrucciones para no dejar ni uno sin respuesta. Si el Gobierno pretendía utilizar la semana del éxodo vacacional para atacar a la dirigente e ir calentando motores para septiembre, la jugada no le ha salido del todo bien. Desviar la atención del trato privilegiado a Cataluña disparando contra el modelo fiscal madrileño ha tenido su respuesta. A las acusaciones de argumentario de Salvador Illa, Yolanda Díaz y Mónica García, con el mantra antiguo de «bajada de impuestos a los ricos», Madrid ha respondido con su balance de gestión: la región cuadruplica la aportación de Cataluña al sistema de financiación autonómico.

La polémica estalló tras conocerse que Hacienda baraja un modelo que permitiría a Cataluña una «financiación singular», al margen del sistema común. Salvador Illa, recién llegado a la presidencia catalana, fue claro: Cataluña necesita un trato específico y no puede seguir financiando al resto, dijo. Lo que antes de Sánchez habría causado alarma institucional, hoy se gestiona como parte del peaje político para contentar a ERC y Junts.

Mientras se negocia este «cuponazo catalán», como lo califican en el PP, el Gobierno ha desatado una campaña contra el modelo fiscal madrileño para desviar la atención de las prebendas al independentismo. El término «dumping fiscal» ha vuelto esta semana al centro del tablero, sin base legal ni técnica, como ha denunciado la Comunidad de Madrid.

Frente a esta ofensiva, la propia presidenta ha salido al paso. «Madrid no hace trampas, trabaja mejor», escribió esta semana en su cuenta de X, donde defendió que la capital aporta el 70 por ciento de lo que recauda la caja común del Estado, pero sólo recibe el 20 por ciento de vuelta. «Gracias a los impuestos que pagan los madrileños se financian los servicios públicos en nuestra región y en muchas otras comunidades autónomas», añadió.

Ayuso ha reivindicado que Madrid no compite deslealmente, sino que ejerce su autonomía fiscal con responsabilidad. La presidenta ha recordado que la región lidera la atracción de inversión, la creación de empleo y la recaudación tributaria, todo ello con una presión fiscal inferior a la media.

Los datos avalan esa posición. Un estudio reciente de Fedea ha confirmado que Madrid cuadruplica la aportación de Cataluña al sistema de financiación autonómico: casi 8.000 millones de euros frente a los 2.266 millones que aporta Cataluña, la segunda comunidad que más contribuye. Lejos de ser un privilegio, el modelo madrileño es el que sostiene los servicios públicos de toda España, concluyen en Sol.

Y mientras la Generalitat pide quedarse el 100 por cien del IRPF, el IVA y los impuestos especiales, como si fuera un territorio foral, el Gobierno de Sánchez guarda silencio e inicia una nueva ofensiva contra Madrid. Cuestionar el éxito fiscal de la región nunca le ha dado resultados positivos al presidente, pero en esta ocasión la tinta de calamar pretendía esconder las verdaderas intenciones: la financiación a la carta para Cataluña.

Desde la Comunidad subrayan que cada autonomía tiene capacidad para subir o bajar impuestos según su modelo económico y político, y que el actual sistema reconoce esa libertad. Lo que no aceptan, indican fuentes del Ejecutivo regional, es que se premie a unos y se castigue a otros por razones políticas.

Mientras en otras autonomías el pulso político se detiene en verano; en Madrid, no. A pesar de las innumerables obras o del calor, la ciudad bulle de actividad. El distrito Centro vive esta semana unas fiestas de récord bajo el impulso del concejal Carlos Segura, que ha llenado las calles de La Latina, Lavapiés y Malasaña con verbenas, conciertos, actividades familiares y una programación atractiva para madrileños y visitantes.

La afluencia ha sido masiva pese de los cortes de tráfico y las grúas. Y es que Madrid no se detiene. «Nuestro modelo genera confianza, dinamismo, vida, incluso en verano», destacan en el PP madrileño. En la capital, los impuestos bajan, la recaudación sube y la ciudad responde, argumentan. Mientras, desde Moncloa pretenden dedicar agosto a la confrontación con Ayuso. De momento, el paréntesis político habitual en estas fechas se ha visto alterado por la tromba de ataques a la presidenta madrileña.

Sánchez quiere cerrar cuanto antes un marco de financiación ad hoc para Cataluña y necesita justificarlo. Para ello, ha colocado en el centro del debate a Ayuso, a quien pretende convertir en el enemigo perfecto, pese a que los resultados electorales no le den la razón. «Se llama obsesión», subrayan en Génova.

Pero en Sol, lejos de replegarse, insisten en la legitimidad de su modelo. «No vamos a dejar que se demonice a Madrid por hacer bien las cosas», señalan desde el Ejecutivo regional. El mensaje es claro: si a Cataluña se la premia por chantajear, a Madrid no se la puede castigar por cumplir.