
Entrevista
Nacho Cano: «Los más fascistas son los que hablan de ‘‘fachosfera’’»
El creador de «Malinche» regresa con nuevo show, «Ibiza Paradise», y con ganas de batallar: «Si vas a por mí, apriétate los machos»

La particular «vuelta al cole» de Nacho Cano ha sido intensa. Sí, «Malinche» se toma un descanso, pero solo en Madrid: en México ya ha empezado a rodar. Del mismo modo, mañana estrena «Ibiza Paradise (By Nacho Cano)», su «dinner show» importado de la isla, y que, desde los cines Callao, contagiará a los madrileños del «hippismo» más puro. Incluso, ha tenido tiempo de mirar al pasado, con la reedición en plataformas digitales de «maxi singles» y «caras B» de Mecano que, hasta el momento, no se habían publicado en streaming. A los proyectos artísticos, se suma otro personal: el de pedir cuentas a todos los responsables de una acusación, ya archivada por la justicia, que le pudo costar la cárcel.
Toca abrir esta entrevista con la pregunta protocolaria de estas fechas. ¿Qué tal sus vacaciones... en el caso de que las haya tenido?
Es una pregunta a la que puedo responder con que siempre estoy de vacaciones o siempre estoy trabajando, porque hago lo que me gusta. Pero el concepto de la vacación, que sí me gustaría incluir en mi vida, tiene que ver más con un descanso por el exceso de trabajo. En México tienes un show el miércoles, otro el jueves, otro el viernes, dos el sábado, dos el domingo... Son un montón de problemáticas. Cada vez quiero «chuparme» menos cosas. Evidentemente tiene un desgaste físico y necesitas recuperar. Pero en el momento que ya estoy bien, ya considero que he estado de vacaciones.
Ahora se mete en otro lío que es llevar aquí su «Ibiza Paradise». ¿Cómo nos lo vende? ¿Qué vamos a encontrar?
Lo que van a encontrar es un «dinner show» donde hay una historia muy interesante: el porqué de Ibiza. Casi nadie sabe que Ibiza es lo que es porque los hippies de San Francisco y Los Ángeles deciden, al no querer ir a la guerra de Vietnam, esconderse allí durante los años setenta. Es una historia muy bonita. Todo ese aire que tiene la isla de libertad, de magia, de la música por encima de todo... Encuentran allí su paraíso y todo el desarrollo de su vida va muy en paralelo a la música. Date cuenta, por ejemplo, que en los años 70 tú tenías el rock experimental, el rock sinfónico... pero luego en los ochenta empieza lo que es la «new wave», el vídeo, que cambia la esfera de lo que era la música... Es todo ese esquema de sensaciones. Y la evolución de la música tiene mucho que ver con la historia de ellos hasta el día de hoy.

Habla de hippies, de guerra, de los ideales de paz y amor... Hoy miramos aquellas ideas con cierta condescendencia, pero, teniendo en cuenta lo que pasa en el mundo, ¿el mensaje hippy está más vigente que ayer?
Sin duda la tiene. Por ejemplo: el cristianismo. Seas o no cristiano, menos mal que ocurrió, porque si no, el mundo habría sido una merienda de negros. A nadie nos pilla ya desprevenidos que el ser humano va a estar a hostias toda la historia. Pero dentro de eso, creo que el mensaje del amor, el mensaje de la paz, el mensaje de la armonía... siempre ayuda. Ellos traían ese mensaje, quizá de una forma muy inocente, pero dio muy buenos frutos, sobre todo en la música, y cambió el mundo. Es decir, los hippies cambiaron el mundo. Y los músicos han hecho que el mundo sea un sitio mejor, no ideal, pero mejor.
Malinche se toma un descanso por las obras de la F1 en Ibiza. ¿Hay fecha de regreso?
No hay fecha de regreso porque tampoco hay un sitio de regreso. Es decir, la Gran Vía está «petada». Cuando empecé con «Hoy no me puedo levantar», aquí había tres musicales: ya hay 16 y Madrid está que se sale. El presidente de Ifema tenía la idea de hacer un bulevar, pero se lo fastidiaron. No sé quién lo hizo, pero hubiera sido muy interesante tener un bulevar de teatros en las afueras de Madrid. Aquí no cabe un alfiler.
¿Es un «hasta luego»? Es decir, ¿«Malinche» volverá?
Claro. Malinche tiene una progresión internacional. Ahora, después de México, ya estamos viendo Las Vegas y otros sitios como China y Japón.
Regresa con muchos proyectos culturales, pero también con un «proyecto» judicial: su querella contra la jueza que instruyó el caso de los becarios. Desde antes del archivo del caso, usted ya avanzaba que aquello no se iba a quedar así. Entiendo que esta querella es la constatación de aquellas palabras.
Lo que no puede ser es que una persona se dedique, usando la justicia, a cometer injusticias. Y que se agarre a la jubilación anticipada porque, probablemente, sabe que ha habido trapicheos. No me da la gana que esto se quede así. A mí, por hacer el bien, por dar becas a unos chavales, me han pedido entre dos y seis años de cárcel. ¿De qué estamos hablando? ¿Estamos todos locos? Es un régimen fascista. Cuando ellos hablan de la «fachosfera», los más fascistas son ellos: imponen su ley y no dejan a la gente expresarse libremente. Te persiguen policialmente y judicialmente. Menos mal que hay gente entre los jueces y entre los funcionarios que tiene cierta moral y que es sensata, porque estos son unos amorales. Me hicieron dos inspecciones, no una, sino dos de trabajo. Salió todo perfecto.
¿Ha tenido a gente cerca que le haya dicho: «Nacho, ya has ganado. No sigas»?
Mira, es muy fácil: si tú no te esperas que vayan a por ti, te organizan la más grande. Como son unos prepotentes y unos chulos, piensan que te van a matar. Pero si no te matan, tú ya sabes que lo que hay ahí es una banda de capullos. Y no pueden seguir haciendo esto. Mi tema es: «Pero señora, ¿qué se ha creído usted?». Yo me he ganado toda la vida currando, nunca he hecho un trapicheo. Todo lo que tengo es por vender un disco o una entrada a un concierto. ¿Y vas a por mí? Le doy la oportunidad a unos chavales que se están ganando el pan en México. Con algunos de ellos tengo empleada hasta toda la familia. Y les querías cortar su ilusión, su trabajo. ¿De qué habláis? No me da la gana.
Últimamente se habla mucho del concepto de lawfare: la utilización de los organismos judiciales para perseguir a los adversarios con fines políticos. ¿Cree que encaja esta definición con su situación?
Absolutamente. El que me ha hecho esto, Alberto Carba, el comisario de la Policía de Leganitos, ahora es el jefe de la Policía Judicial. Me dijo que se iba a querellar contra mí. Yo fui a la conciliación y él no. Todavía estoy esperándole. Sin embargo, yo sí me estoy querellando contra la jueza. ¿Entiendes? No es que yo esté deseando que alguien se querelle contra mí. No, yo lo que quiero es que me dejen en paz. Yo no me he metido con ellos. Me parece que su política es una mierda, que son unos jetas y que tienen a un montón de gente engañada. Pero si vas a por mí, agárratelas.
¿Puede haber otras querellas por su parte?
Voy por donde creo que tengo que ir. Tengo mi equipo legal. E iré a por cualquier persona que injustificadamente haya ido a por mí. No me voy ni a acojonar ni a dejarlo así. Yo no voy a por nadie. No le hago mal a nadie, sé lo que hago en mi día a día y sé cuál es mi naturaleza y mi forma de pensar. Pero como vayas a por mí, apriétate los machos.

¿En qué considera que es usted incómodo para según qué personas?
Su filosofía es: «Piensa así, habla así, haz lo que te digo y come de mi mano». Yo pienso como me da la gana y hago lo que creo que tengo que hacer. Me dedico a dar felicidad, creatividad y puestos de trabajo. ¿Por qué lo voy a dejar de hacer? No entro en su rango. No estoy subvencionado por ellos. Lo que les jode es que yo sea un librepensador. Pienso como pienso. Llevo ya siete presidentes y sigo aquí. Algo bien estaré haciendo. O no del todo mal.
¿Cuál ha sido su trato con Isabel Díaz Ayuso durante este litigio? La sensación es que las «balas» políticas contra ella le acabaron rozando a Nacho Cano.
Desde que ella me dio la medalla [la Gran Cruz del 2 de Mayo, en 2021] somos muy amigos, precisamente por estar perseguidos por esta gentuza. De alguna forma hemos creado un sentimiento de: «Oye, van a por nosotros». Entre los poquitos que estamos aquí dando el callo, estamos nosotros. Solo tengo buenas palabras hacia ella. Es una persona que lo que transmite públicamente es que es incapaz de mentir, con un nivel de energía, de creatividad, de honestidad, que si la pusieran al frente del país nos poníamos en el número uno en Europa. Porque encima tiene carisma y la gente la quiere, cosa que estos no tienen. Y bueno, como es la «bestia negra», hacen todo lo posible por fulminarla. Y en el camino, aparecí yo.
¿Le ha costado salud este tema?
Sí, creo que me ha costado salud. Y, sobre todo, el disgusto de ver cómo un aparato político narcisista y gilipollas, el trabajo de toda una vida, te lo quieren tirar por el suelo y hacerte pasar por alguien que mete aquí inmigrantes... Estos, que dejan aquí la puerta abierta a todos. En este Gobierno es todo mentira. Todo lo que le rodea a Pedro Sánchez, se dedica de una manera u otra al mundo de la prostitución: o tienen saunas, o son puteros, o son porteros de «putiferio». Pobrecitas ellas, que trabajan, cobran un dinero y al menos son honestas. Pero luego quieren eliminar la prostitución. ¿Pero cómo tenéis tanta jeta? ¿Cómo se puede tener tanta jeta que encima jodes a la gente que te ha dado de comer? Una persona que, con el Peugeot, iba con el dinerito de las saunas y de Venezuela comprando los votos porque le habían echado.
Comentaba antes que usted ha vivido con siete presidentes de Gobierno distintos. ¿Qué diferencia al PSOE de hace cuarenta años del actual?
Bueno, la fortuna de Mecano la hicimos con el Partido Socialista. Era un Partido Socialista que fomentaba la creatividad, el progreso, el que crecieras, no la mierda de ahora, donde todos los chavales son pobres, ninguno tiene casa y les dice que son libres. Si tú no tienes casa, no eres libre, no puedes comer cuando quieres, no puedes dormir cuando quieres... Les tienen engañados. Han creado una sociedad de mileuristas para que coman de su mano y les tengan que votar porque les dan una paguita. Una diferencia es que aquel PSOE tenía gente preparada. El ministro de Hacienda sabía de Hacienda. Tú no ponías a gestionar la crisis sanitaria más grande de la historia a un pavo que no sabe lo que es un ibuprofeno porque, si no, no te llevas votos de Barcelona. Qué poca vergüenza. Se estaba muriendo gente. Pon un médico que dirija un hospital. Es todo un disparate, un mamoneo.
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