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Medio Ambiente

Vuelta al ruido

Ambiente navideño en las calles del centro de Madrid
Ambiente navideño en las calles del centro de MadridAlberto R. RoldánLa Razón

Varias veces se ha teorizado al respecto pero nunca se lleva a cabo. Ante el agobio ensordecedor de la contaminación acústica en las grandes ciudades, se impone una legislación específica que atenúe el ruido, proteja a los que lo padecen y evite o penalice situaciones extremas en las que se juega incluso con la salud de las personas. Estudios de diferentes Universidades americanas concluyen que el barullo ensordecedor perturba la capacidad de aprendizaje de los niños, así como la capacidad memorística. En ambientes ruidosos los chavales tienen peor rendimiento. Y los mayores se exasperan cuando no pueden conciliar el sueño, concentrarse en una lectura o simplemente disfrutar del silencio. Vivir sin el azote de los decibelios es cada vez más complicado. Durante la pandemia fue posible por las restricciones a la movilidad. Pero en cuanto pasó la primera ola volvimos a la estridencia de los tubos de escape, el run-run de los trenes, el estruendo de los aviones, el chunda-chunda de las máquinas. Madrid y Barcelona están a la cabeza de las ciudades más ruidosas de Europa. Después de Japón, España es el segundo país con más ruido del mundo. Ruido de motores, de camiones, de terrazas, de aglomeraciones en las calles para comprar. Aquí nos va la bulla, chillar sin medida, vociferar en los campos de fútbol o en los toros. La cultura del ruido se ha instalado entre nosotros y hay quien casi no puede vivir sin ella.