Europa
El pulso energético de Europa, de la dependencia rusa a la diversificación
Expertos internacionales analizan los retos de la descarbonización y la competencia global en una jornada organizada por Fundación Naturgy y el Real Instituto Elcano
De acuerdo con el europarlamentario “En 2022, la UE importaba el 40% del gas de Rusia; hoy es menos del 19 o 18%, debido, entre otras razones, a la mayor penetración de energías renovables, la transición, y la eficiencia energética, pero también gracias a la diversificación y el trabajo de la Unión Europea para ser menos dependiente de Rusia”.
Proteger la competitividad europea
En opinión de Gonzalez Casares “Europa está haciendo sus deberes con el fin de reducir su huella climática y de cumplir con sus compromisos multilaterales y, fundamentalmente, por un interés propio. Y por el camino ya recorrido hasta ahora, somos conscientes de que las consecuencias económicas de la dependencia de los hidrocarburos importados nos van a generar mayores problemas”.
Para intentar minimizar estas dificultades, la solución segón el eurodiputado no está en cambiar un proveedor por otro, “la única vía para ganar autonomía y competitividad, es la de reducir la dependencia de combustibles fósiles porque los europeos no los tenemos. Sin embargo, disponemos de otros potenciales autóctonos, como las energías renovables. Y en este sentido, España tiene la oportunidad única de liderar la generación renovable, es una ocasión que no deberíamos dejar pasar”, ha apuntado el eurodiputado.
González Casares además ha profundizado en la idea de que la transición energética debe ser justa. “Hay que buscar la aceptación pública de la transición. En este proceso hay muchos ciudadanos que perciben riesgos, por lo que es necesario impulsar políticas de transición justa. Porque, además, los más afectados por el cambio climático y por las políticas de transición energética son, precisamente, los que menos tienen”.
Para finalizar ,Gonzalez Casares puso en valor en el proceso de transición energética el papel indispensable del biometano, ya que su desarrollo permitiría proteger la competitividad de la industria europea de grandes productores mundiales, como China. “La descarbonización de la UE pasa por la electrificación, pero no todo es electrificable”, ha apuntado.
Por su parte, Samantha Gross, directora de la Iniciativa de Seguridad Energética y Clima en la Brookings Institution en relación con el riesgo para la transición energética por la rivalidad europea con China y EE.UU. en lo que se refiere a las políticas industriales y comerciales, se ha mostrado preocupada por la polarización política en su país y lo que puede conllevar para esta transición.
En su opinión, “Cambiarán las administraciones, pero las empresas seguirán haciendo lo que creen que es mejor para el futuro y, en este sentido, considero que Europa está mejor posicionada de lo que está EEUU, porque nosotros tenemos la idea de que estamos en una competencia de poder con China y a lo mejor lo estamos, pero eso no quiere decir que no podamos colaborar en algo, no tenemos que competir en todo”.
Para Gross, “la administración Trump quiere rediseñar la fabricación, pero quiere hacerlo con herramientas totalmente distintas. Ellos ven que la manera de hacerlo es excluir productos de otros países y esto no va a salirnos bien. Estamos aislándonos de nuestros socios comerciales”.
En su intervención, la investigadora en el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Jiayi Zhou, destacó la importancia de dimensionar la política industrial porque tiene relación con la geoeconomía y la transición verde. “Desde hace más de una década, China ha sido muy estratégica con los sectores que apoya y lo ha hecho con una visión muy a largo plazo”. Zhou también ha destacado la forma de producir en china “no estamos hablando simplemente de fabricar productos sino de llevar a cabo una verdadera integración vertical de todas las cadenas de suministro “.