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Desarrollo rural

La música encuentra en la España rural su mejor y más variado escenario

Segura de Sierra, uno de pueblos más bonitos de España, acoge la semana próxima la 10ª edición del festival Música en Segura con un amplio menú de delicias musicales y conciertos en espacios únicos

La cooperativa del aceite de Orcera escenario del festival de Música en Segura
La cooperativa del aceite de Orcera es el escenario de varios conciertos del festival. ArchivoMúsica en Segura

Un huerto, una era, la cooperativa del aceite o unos baños árabes han demostrado ser espacios perfectos en los que saborear las delicias de la música. A lo largo de las nueve ediciones anteriores Música en Segura ha confirmado que en torno a un pueblo de tan sólo 140 habitantes se puede alcanzar el grado de exquisitez que ha llevado a este festival a consolidarse como «el más grande de la España rural», como afirma su orgulloso creador y director, Daniel Broncano.

El festival es el sueño hecho realidad de un joven músico que quería hacer en su pueblo, Segura de la Sierra, -en pleno parque natural de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, (Jaén), e incluido en la Red Pueblos más bonitos de España-, algo parecido a lo que había visto en Inglaterra. Música en Segura (24 -28 de mayo) se ha convertido en una cita a la que han acudido 45.000 personas «al principio de origen muy extremo: de muy cerca, del pueblo y de la comarca, y de muy lejos, sobre todo británicos. Con los años ha ganado mucho público nacional».

Varios de los principales objetivos de Broncano al emprender este proyecto se han cumplido. Se trataba de «generar desarrollo económico a través de la cultura. Segura de la Sierra es un pueblo que está lejos de todo, con pocos recursos para generar empleo. Que venga gente ex profeso al festival, y que contribuya a una economía local basada en el turismo de música y cultura, es una de las misiones, sí».

Pero no la única, otra es «contribuir a que haya cultura en un pueblo como este, situado en una comarca alejada de todos los núcleos urbanos y de los circuitos musicales».

Un entorno protagonista

Desde sus orígenes el festival se ha caracterizado por ubicar los conciertos en diversos espacios naturales y del patrimonio social y cultural del pueblo y su comarca. «Sobre todo, es un festival acorde el lugar. Este valle es un paraíso en primavera y jugar con el entorno de Segura de la Sierra y los pueblos de alrededor, el natural y el monumental, es justo lo que hace que para mí sea la bomba». Así, hay un desayuno musical «en Moralejos, una aldea preciosa; una excursión por las Herrerías de la Madera con cuatro paradas musicales; y un desayuno, musical por supuesto, en las cascadas de La Hueta» .

La cooperativa del aceite de Orcera, pueblo vecino de Segura de la Sierra, es uno de los escenarios principales, «es el corazón del pueblo, como en todas las zonas olivareras, del que muchísimas familias, de forma directa o indirecta, viven. Es el espacio del que más orgullosos estamos, un lugar de trabajo y, claro, hay tractores y remolques. Hay mucho orgullo agrícola ahí. Además, suena superbién, como si se transformara en sala de conciertos».

Exquisito pero no elitista

Broncano se refiere al certamen como «un festival de delicatessen musicales. Músicas que merecen ser escuchadas con atención, con artistas y obras exquisitas, pero no elitistas, exclusivas pero no excluyentes. Para que la gente las descubra y se deje embaucar». Así, hay música clásica, como la ópera de Mozart El rapto del serrallo en versión concierto, «y también salpicamos con otras obras contemporáneas, flamenco, jazz, etc.». Un programa que Broncano considera para «omnívoros culturales, en el que no cuenta tanto a qué género pertenece una obra o un artista, como lo especial que sea. Este año, por ejemplo, viene un grupo de canto de Cerdeña que interpreta música de los pastores. Una polifonía como de otra época que está protegida por la Unesco».

Relación con la población

Una de las aspiraciones de Daniel Broncano en los comienzos del festival era que la gente del pueblo y de la comarca pudiera disfrutar de él, por eso hay promociones especiales que solo se venden en establecimientos colaboradores. En todo caso, «aunque nuestra principal fuente de financiación es la taquilla, no queremos que el precio sea cortapisa para nadie, hay conciertos gratuitos y las entradas más caras valen 28 euros».

Sabe que este festival es una cosa «un poco única, que es influyente y que hay más proyectos que van por esa senda. Debería haber en todos sitios, en concreto en el mundo rural. Porque en todas partes hay lugares preciosos para hacer un concierto».

El crecimiento del festival ha pasado de los principios en que «los vecinos alojaban a los músicos en sus casas a llenar los alojamientos de la comarca. Pero no puede crecer para ser más masivo», así que desde 2019 se empezó a hacer un capítulo en otoño. «Para mí, el objetivo a largo plazo es hacer de Segura de la Sierra un destino musical. Que sea el pueblo de la música».