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¿Por qué no debes apagar el motor del coche de golpe tras un viaje?

Dedicar unos minutos al enfriamiento gradual del motor es una forma de prevenir problemas mecánicos y garantizar que tu coche te acompañe en muchos más kilómetros

Un hombre conduciendo
Un hombre conduciendo istock

En el ajetreo del día a día, es común que los conductores apaguen el motor de su coche de inmediato al llegar a su destino, sin considerar los efectos que esta acción puede tener en el rendimiento y la longevidad del vehículo. Aunque puede parecer una práctica inofensiva, apagar el motor de golpe, especialmente después de un viaje prolongado o a alta velocidad, puede acarrear problemas significativos, especialmente en vehículos con motores turboalimentados. Comprender las razones detrás de esta recomendación puede ayudarte a cuidar mejor tu coche y evitar reparaciones costosas en el futuro.

Apagando el coche
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El motor y la temperatura: una relación delicada

Los motores de los automóviles, en especial los que incorporan turbos, funcionan a temperaturas extremadamente altas. Durante la conducción, el motor y el turbo generan una cantidad considerable de calor, y el aceite del motor juega un papel crucial en la lubricación y el enfriamiento de sus componentes. Cuando el coche está en marcha, el aceite circula constantemente, ayudando a mantener las temperaturas bajo control y evitando que las partes internas se sobrecalienten.

El problema surge cuando se apaga el motor de inmediato al detener el coche. En ese momento, el flujo de aceite se detiene abruptamente, y los componentes del motor, que aún están extremadamente calientes, quedan sin la protección adecuada. En particular, los turbos, que operan a temperaturas muy superiores al resto del motor, pueden experimentar un fenómeno conocido como "cocción de aceite". Esto ocurre cuando el aceite restante en el turbo se sobrecalienta y se convierte en residuos carbonizados que pueden obstruir los conductos de lubricación, deteriorar el rendimiento del motor y, con el tiempo, causar daños permanentes.

La importancia del enfriamiento gradual

Para evitar estos problemas, es recomendable dejar el motor encendido durante uno o dos minutos después de detener el vehículo, permitiendo que el sistema de enfriamiento y el aceite sigan circulando y disipen el calor de manera gradual. Este período de ralentí es especialmente importante si el trayecto ha sido largo, si se ha conducido a alta velocidad o si se ha sometido al coche a un esfuerzo considerable, como subir una pendiente pronunciada o transportar una carga pesada.

Este tiempo extra permite que el motor alcance una temperatura más segura antes de ser apagado, protegiendo así los componentes internos del sobrecalentamiento y evitando la carbonización del aceite en el turbo. Si bien puede parecer un simple detalle, esta práctica puede marcar una gran diferencia en la vida útil del motor y en el rendimiento general del vehículo.

Vehículos con motores turbo: mayor precaución

Los motores turboalimentados, cada vez más comunes en automóviles modernos debido a su eficiencia y potencia, son particularmente sensibles a los cambios bruscos de temperatura. Los turbos operan bajo una presión y temperatura muy altas, lo que los hace vulnerables a los daños si no se enfrían adecuadamente. Por esta razón, es aún más crucial para los conductores de vehículos con turbo adoptar la práctica de dejar el motor en ralentí antes de apagarlo.

Además, muchos vehículos modernos están equipados con sistemas de enfriamiento post-marcha, que permiten que el aceite o el refrigerante sigan circulando por un tiempo después de apagar el motor. Sin embargo, aunque estos sistemas son útiles, no eliminan por completo la necesidad de dejar el motor en ralentí durante unos minutos, especialmente después de un viaje exigente.