Religión

La Diócesis de Cartagena pone en marcha un protocolo para prevenir y actuar frente a los abusos sexuales

Cuando el clérigo visite a los menores en las aulas de catequesis, siempre estará la catequista presente y la puerta abierta

El obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, acompañado por el delegado para la Protección del menor y de los adultos vulnerables y vicario Judicial, Gil José Sáez Martínez, presentan el protocolo
El obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, acompañado por el delegado para la Protección del menor y de los adultos vulnerables y vicario Judicial, Gil José Sáez Martínez, presentan el protocoloDiócesis de Cartagena

La Diócesis de Cartagena ha puesto en marcha un protocolo para prevenir y actuar frente a los abusos sexuales que incluye, entre otras cosas, que los sacerdotes, religiosos y religiosas diocesanos, o que provengan de otras diócesis deberán presentar el certificado ngativo del Registro de Delincuentes Sexuales y una declaración jurada de su superior en la que conste que nunca han tenido conductas impropias con menores o adultos vulnerables antes de asumir cualquier oficio eclesiástico.

Así lo han hecho saber el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, acompañado por el delegado para la Protección del menor y de los adultos vulnerables y vicario Judicial, Gil José Sáez Martínez, que han presentado este lunes este 'Protocolo diocesano de prevención, actuación y reparación de abusos sexuales para la protección de menores y adultos vulnerables'.

Se trata de un documento marco elaborado por todos los miembros de la Delegación episcopal para la protección del menor y de los adultos vulnerables de la Diócesis de Cartagena, según informaron fuentes del Obispado en un comunicado.

Entre las conductas vinculantes y sanciones para clérigos, religiosos y laicos, el texto recoge que ningún menor o adulto vulnerable (excepto familiares) puede residir en la casa parroquial de ninguna iglesia, ermita u oratorio, ni en el domicilio particular del clérigo o laico.

Además, ningún menor o adulto vulnerable (excepto familiares) puede entrar en la casa parroquial o en el domicilio particular del clérigo o laico "a no ser que esté acompañado por al menos uno de sus progenitores o representantes legales".

De igual forma, queda prohibido en el tiempo de ocio con menores o adultos vulnerables realizar actividades no programadas por la parroquia o por la Diócesis, o que se lleven a cabo por institutos religiosos, sociedades de vida apostólica, movimientos eclesiales, prelaturas en el territorio de la Diócesis de Cartagena.

"Queda prohibido mantener cualquier relación sentimental de un seminarista, sacerdote diocesano, religioso o laico con menores de edad o adultos vulnerables", según el documento, que también establece que está prohibido que un clérigo o laico "proponga a un menor o a un adulto vulnerable guardar un secreto".

De la misma forma, los menores que participen de la misa como monaguillos o lectores se revestirán en la sacristía, "estando esta con las puertas abiertas". Además, cuando un menor o adulto vulnerable deba hablar con un clérigo o laico en el despacho parroquial, la puerta "permanecerá siempre abierta y estará acompañado de un adulto".

Cuando el clérigo visite a los menores en las aulas de catequesis, siempre estará la catequista presente y la puerta abierta si esta no dispone de cristales transparentes, tal y como indica el protocolo.

En las actividades pastorales de los menores fuera de la parroquia, como excursiones, campamentos, convivencias operegrinaciones, el clérigo tiene prohibido sentarse al lado de un menor en el autobús, tren, avión o cualquier otro medio de transporte, y tampoco puede permanecer solo con un menor en el baño o dormir en la misma habitación o tienda de campaña.

Entrada en vigor

Este protocolo se inicia con el decreto de promulgación del mismo por parte del obispo y pretende dos objetivos principales: prevenir situaciones de conflicto y actuar frente a la revelación o fundada sospecha de abuso sexual.

Para ello, la Diócesis considera necesario establecer cuatro tareas básicas como son "la acogida y escucha de las víctimas; la prevención del abuso sexual; la respuesta ante la sospecha o revelación de un abuso sexual; y la reparación de las víctimas".

"Con el propósito de que todos los que interactuamos en la Diócesis con menores de edad o con adultos vulnerables, nos tomemos con absoluta seriedad los pasos destinados a prevenir este crimen y actuar ante estos delitos y reparar o a aliviar las heridas que estos actos siempre producen en las personas, encomendé a los miembros de esta delegación episcopal la elaboración de un protocolo integral para la defensa de la dignidad de los menores y de los adultos vulnerables", ha señalado el obispo.

Lorca Planes aprobó el pasado 28 de febrero este protocolo que se presenta 'ad experimentum' por un periodo de tres años, según Lorca Planes, quien ha agradecido la "labor silenciosa" de cada uno de los miembros de esta delegación.

El obispo ha explicado que el protocolo se presentará en todos los ámbitos de la Iglesia diocesana y a él están sujetas todas las personas (sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas) que en el territorio diocesano tengan trato con menores.

Por su parte, Gil Sáez ha manifestado que el documento se vertebra en catorce puntos en los que se explica qué es este protocolo; los conceptos de abuso físico, sexual y de poder a un menor; quién es un adulto vulnerable; la legislación del Código Penal Español, de las Naciones Unidas y de la Unión Europea al respecto; el procedimiento penal estatal para enjuiciar abusos a menores y a adultos vulnerables; y cuál es la legislación penal y procesal canónica sobre estos delitos.

También aborda cómo son los procesos canónicos para enjuiciar abusos a menores y a adultos vulnerables para el clero diocesano, para los miembros de los institutos religiosos, sociedades de vida apostólica y laicos; cómo es el proceso de acogida y escucha a las víctimas; de qué manera llevar a cabo la prevención; cómo actuar ante un caso; de qué forma ha de ser la comunicación de los casos; la reparación y sanación a las víctimas; y cómo tratar la documentación de las denuncias.

Este documento se cierra con un anexo que contiene un formulario que deberán rellenar todos los sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas en cuya labor pastoral o asistencial tengan trato con menores de edad.