Opinión
Suiza patria querida
Anna Gabriel ha volado. Se ha quitado sus famosas camisetas, se ha recogido el flequillo Otegui con un par de horquillas burguesas y se ha instalado en Suiza desde donde lamenta la dureza del exilio al que se ve obligada por la represión y falta de democracia que hay en este país. Es lo que se conoce como internacionalización del conflicto que es la coartada que se han buscado todos estos valientes para justificar su huída: no es lo mismo sacar pecho desde una tribuna de acólitos o desde un parlament de amiguetes que delante de un juez. Ahora la Gabriel concede entrevistas en francés con su nuevo look de pija desde el país del capitalismo por excelencia y con ello se justifica ante los suyos que, por lo visto, se lo creen todo. No se ha dado a la fuga, sigue trabajando en pro de sus ideales asumiendo una heroica tarea de intentar lo que ya ha intentado Puigdemont con muy poco éxito: que Europa trague que España es la Venezuela del viejo continente que es, por otra parte, en lo que ella querría convertirnos. No sabemos de qué va a vivir ni cómo ni quién le paga los abogados a no ser que tenga una cuenta en Suiza, que visto lo visto, tampoco se puede descartar. Se desconoce cómo ha costeado su nuevo guardarropa ni ese peinado que le hace parecer que viene de cantar "como brotes de olivo" y no Els Segadors. De hecho desconocemos todo de esta nueva Anna de la horquilla en el flequillo, la media melena y puño en el bolsillo que añora su tierra de la que no ha tenido más remedio que escapar por culpa de un gobierno dictatorial y de un juez vengativo y arbitrario que pretenden, incomprensiblemente, que se cumpla la ley. A este paso la vemos dentro de nada esquiando en Gstaad. Todo sea por la patria.
✕
Accede a tu cuenta para comentar