Opinión
27 de diciembre
Salvo que conmemoramos aquella reforma de Jean Orry sancionada por Felipe V, en la que el territorio español quedaba dividido en 21 provincias (1) y limitaba el poder de los Consejos, especialmente el de Castilla, esta fecha a caballo de Navidad y fin de año suena más a relevos de trabajo entre dos puentes y a fin de reencuentros familiares en lugares de origen, especialmente en los pueblos de la España profunda que se reaniman estos días con abrazos entrañables al calor de un viejo hogar.
Han quedado atrás los proyectos fiados a la lotería, las comidas de empresa y grupos sociales, incluso las resacas, cuando nos preparamos para hacer balance del año, incluyendo cortas horas alrededor de unas campanadas en que parecemos olvidarlo todo «echando la casa por la ventana». Muy pronto llegará enero para recordarnos que somos tierra.
Lo que ni belenes, árboles alpinos, lotería y cotillones dejan atrás son los sucesos del pasado viernes 21 en Cataluña que se redefinieron el día de Navidad ante el mausoleo del Teniente Coronel Maciá. Los ideólogos del «procés», no contentos con perturbar nuestra vida durante los últimos años, pretenden ahora extender la metástasis a todo el cuerpo español: «Tumbemos el Régimen», rezaban bien diseñadas y bien distribuidas pancartas. Algunas matizaban: «El del 78».
Lo del «régimen» me sonaba a viejos tiempos. La ONCE, se decía hace ochenta años, es una de las mayores conquistas del Régimen. ¿Habrá que crear ahora una ONCE política para los que no ven más allá de sus ambiciones y frustraciones? Incluso pensé que se refería al régimen de dieta de los huelguistas de hambre, que levantaron precisamente este día. En resumen pienso que su intento no es solo subvertir el orden en una región rica y querida como es Cataluña, sino extenderlo a toda España. Convertirse
–soberbios– en el motor de la subversión.
Y mientras muchos conmemoramos haber superado con no pocos problemas 40 años de convivencia, desarrollo y libertad como nunca conocimos, ellos quieren destruirlos. Se tiran piedras contra su propio tejado. Porque el independentismo les ha dado hasta ahora buenos dividendos políticos y económicos. No es que no quisieran ser españoles; es que querían ser españoles privilegiados. Ahora, parte de su sociedad ya no quiere serlo. ¡Cuidado, porque puede llegar a perder los privilegios alcanzados, como reclaman formaciones políticas al alza! Pretender abrir en canal una Constitución que generosa les dio escaños nacionales tiene sus riesgos. En Alemania su Ley Fundamental les mantendría ceñidos a su Parlament (2), sin la menor capacidad con sus contados votos, de poder pactar a su conveniencia a babor o estribor, apoyando mociones de censura o condicionando los Presupuestos Generales del Estado, este que quieren romper. Legislatura a legislatura, gobierno a gobierno, Majestic a Majestic, han conseguido lo que ningún régimen autonómico del mundo gestiona: enseñanza, medios de comunicación, prisiones, orden público, política exterior, economía. Por supuesto van a por la Justicia que cerraría el bucle: todo podría cocerse en casa. Al igual que con Banca Catalana, se despejaría el 3% del que aún quedan muchos flancos al descubierto. Por esto, como mejor defensa, atacan.
Pero el carácter insaciable no se diluye, háganse los gestos de proximidad que se hagan. «Para lo que nos han dado, no hacía falta desplazar el Consejo de Ministros a la Llotja», dirá Elsa Artadi, mientras unos más o menos controlados CDR,s –acabarán revolviéndose contra ellos– apelan a Marx y su máxima de utilizar «la violencia como partera de la Historia» . Les deben parecer pocos los 77 heridos –35 de ellos Mossos– del 21 de diciembre. Imagino que cuando anuncian seguir la vía Kosovo o la vía Eslovenia cuentan con apoyarse y asumir estas violencias. Les aconsejo que lean a Michael Ignatieff, un hombre que conoce bien Barcelona, experto en relatar lo que significaron en vidas, las guerras de descomposición de Yugoeslavia. ¿Así quisieran descomponer España?
No citó el Rey a Cataluña en su mensaje de Nochebuena. Pero hay que ser muy corto para imaginar que en sus palabras no se refería a una región a la que quiere y con la que se ha comprometido con visibles esfuerzos de cohesión. Que sea criticado por un líder de Podemos llegado de Argentina es prueba de su templado y medido acierto. Bien se dieron por aludidos quienes ante el mausoleo de Maciá se juramentaron por desafiar a la Justicia el próximo 22 de enero, por proponer dinamitar a su manera el Estado de Derecho y libertades que nos dimos el 78 y que mayoritariamente votaron los propios catalanes.
¡Sí que da de sí un 27 de diciembre!
(1) Realmente la Real Orden es del 26. Esta distribución se mantuvo hasta 1833 en que Javier de Burgos la redistribuyó en 49.
(2) Curioso que se ubique en un antiguo Arsenal Militar.
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