Opinión
El «amo hasta la muerte» de Eugenia de Alba
Parece que ya no quedan dudas; todos sus amigos te cuentan que llevaban meses en la cuerda floja. Consideran que igual de cara a las elecciones no se precipitaron al anunciar la ruptura y hasta piensan que les puede favorecer, que sería una sorpresa perder votos considerando el sector tan derechista que podría empujarlos a las urnas. «Expectación y más de lo mismo», me divierte como definen a Albert Rivera. Nadie hasta hoy merecía tal consideración y ella ya aguantó bastante, especialmente los últimos meses, donde, arrollado por la racial juventud y belleza de Malú –sobrina del genial Paco de Lucía–, ya no quedaba nada del viejo amor. Lo de Albert y Malú riza el rizo porque nadie los veía emparejados. Vienen de mundos opuestos, pero la pareja ya está montada incluso siendo tan dispares. Son un par de guapos y las íntimas de la hoy dejada afirman que «Albert ya no podía más». Veremos si el amor suma o resta.
Hay rollo gordo a la vista y cabría extender semejante bienintencionado cálculo a mi casi venerada Tamarita Falcó, tan adorada por los medios periodísticos y que deslumbró ante la juventud de su abuela Baba (96 que cuesta creer), respetuosamente entrevistada por Sobera,apoyado por Julio José y Tamara. Había que verla echar por tierra años plagados de descalificaciones. La yaya es una señora de tomo y lomo, y ahora entendemos lo poco que quiso a Julio porque es diametralmemente opuesta a la chirriante Charo de la Cueva con la que nunca se llevó. Casi rozamos una crisis como la gubernamental, sin posibles repuestos, y salimos del bache amoroso que podía hundirnos el invierno después de que Tamara reconociera que, al fin, ya tiene pareja tras siete años con el ora pro novis. Tras dos romances fallidos y siete desemparejada, se prendó de un cincuentón con posibles. Es amigo de su padre, marqués de Griñón, y de momento como «excesos carnales tenemos un par de besos y la asistencia a misa».
Al tiempo, Eugenia Alba aprovechó el puente feriado para reaparecer delgada y, con una cercanía que repudia su ex Fran, promocionar camisetas benéficas. Ya no tiene los remilgos y temores de hasta ahora. Semidisfrazada de marinero, con camiseta a rayas y pantalón pata de elefante, cumplió su cometido, al que añadió: «Nunca me han querido como ahora, cuando también me consideran buena esposa y madre». «Amo hasta la muerte por primer vez en mi vida».
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