Opinión
La alargada sombra
No solo aprovecharon las nueces. Siguen aprovechando, siempre insolidarios, la sombra del árbol de libertades que recuperaron en 1978. En 24 horas pasaron a dar soporte en la Diputación Permanente del Congreso –Bildu incluida– a la convalidación de seis Decretos Leyes aprobados en tiempos de incertidumbre por el Gobierno con sospechosos tintes electoralistas, a aprobar en su Parlamento de Vitoria una ley de «abusos policiales» que en su primera edición había sido recurrida por el Gobierno de Rajoy al Tribunal Constitucional. Siguiendo su conocida estrategia, aguardaron mejor ocasión, que supieron canjear en el lote de la moción de censura. A cambio de un puñado de votos, el nuevo Gobierno no solo retiró la demanda presentada ante el Tribunal Constitucional, sino que unió sus votos a los del propio PNV para conseguir su aprobación. La postura intransigente en este caso, de Bildu –que al final se abstuvo– se tradujo en lo que ya son, tradicionales incidentes en la Cámara vitoriana.
Siempre he relacionado el golpe del 23-F con la situación en el País Vasco y especialmente con un triste incidente: los insultos a nuestros Reyes en la Casa de Juntas de Guernica un 4 de Febrero 1981. Alentados desde Egin por Telesforo Monzón, liderados por Santi Brouard, jefe de HASI la formación mayoritaria de Herri Batasuna, algunos miembros de esta formación disconformes con la presencia de los Reyes, cantaban a voz en grito el Eusko Gudariak, otros –no debían conocer aún la compleja letra del himno– insultaban gritando, otros silbaban. Tranquilo en la tribuna el Rey Juan Carlos simplemente, hizo un gesto apoyando el índice en su oído como diciendo: «Si gritan todos a la vez, no puedo entender lo que dicen». Digna, valiente, a su lado la Reina Sofía. Más dolorosa para ellos debió ser la noticia del secuestro –¿especial para la ocasión?– el 29 de Enero del Ingeniero de Lemóniz José María Ryan, y la triste la noticia de su vil asesinato dos días después de su llegada.
Ahora han vuelto al mismo griterío, en este caso de la mano de Julen Arsuaga, contra los componentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, llamándoles «nazis de Nuremberg», considerada su presencia como invitados en la Cámara vitoriana de «indignante, inaceptable y asquerosa».
Pero el coro del árbol y las nueces está compuesto por más voces. Otegui invita a Junqueras y Rufián a reforzar la pinza nacionalista multiplicando el valor de la suma de sus escaños ante Pedro Sánchez; Joseba Eguíbar, el portavoz del PNV, a «que el futuro del País Vasco no puede quedar subordinado o condicionado por un Estado que se demuestra fallido». Es decir, que quienes hacen todo lo posible por romper el Estado –insisto, por su deslealtad solidaria– lo denuncien ahora como fallido. Faltaba añadirse al coro Miguel Iceta, imagino amenazado por algún cercano CDR, con su idea –inapropiada según Ábalos– del posible 65%. Es bueno recordarle que con un buen control de los medios –de esto entienden en la Generalitat– Maduro, que solo obtuvo un 51% de votos en 2013, cinco años después, con tres millones de venezolanos exiliados, economía en caída libre, hambre y violencia en la calle, obtuvo el 67%, dos puntos mas de los que propone Iceta. ¡Podría ser Venezuela el modelo a seguir!
Esta Ley de Reconocimiento y Reparación de víctimas por vulneración de Derechos Humanos, aprobada en segundo intento el pasado 5 de Abril, es algo más que un torpedo en la línea de flotación de nuestra democracia, especialmente a su poder judicial. Sus 11 componentes están nombrados desde el pasado verano ya que el recurso de inconstitucionalidad de Rajoy no incluyó estos nombramientos. Son bien conocidos del mundo abertzale. El nuevo recurso que ha prometido presentar Casado no contará con el apoyo del aparato gubernamental, pero sí con la jurisprudencia de un recurso paralelo presentado contra el Gobierno de Navarra, declarado inconstitucional por el Alto Tribunal.
No hace falta que insista en que el momento es preocupante. Y difícil llegar a razonar con objetividad. Por las encuestas entiendo que somos muchos los españoles que hemos perdido la confianza en nuestros responsables políticos. Mi desconfianza llega incluso a la procedencia donostiarra del flamante Jefe de Gabinete de Moncloa. ¿Caballo de Troya? Preferiría que hubiese nacido en Huesca o en Uclés como su predecesor. Dudo que pueda saber quiénes fueron Isaías Carrasco, José Luis López de Lacalle, Fernando Múgica, Fernando Buesa, Juan María Jáuregui, Froilán Elespe, Juan Priede, Joseba Pagazaurtundúa, Enrique Casas, Vicente Gajate, Germán González o alguno de los más de 500 Policías y Guardias Civiles asesinados por ETA.
«Antes nos mataban; ahora nos mandan», repiten consternados quienes con su sacrificio acabaron con la banda asesina. ¡Ahí siguen, bajo la sombra del mismo árbol!