Opinión

El héroe de la derrota

La actualidad se empeña en mantenernos a vómito vivo constantemente, y eso que por prescripción facultativa ésta que suscribe se está tomando unos días un poco reposados, haciendo casi vida de mujer absurda que sólo va a mani/pedi, a almorzar con amigas y a darse una vuelta por las tiendas de moda de la ciudad, incluidas las «low cost». Pero la cabra que tira al monte no hay cabrero que la baje. Así una no puede evitar leer varios periódicos al día, oír las tertulias de la radio y ver los informativos de televisión, eso sí, seleccionando canales, que tampoco hay tanta salud como para soportar algunos. En cualquier caso, el momento estomagante que vivimos malamente se puede soportar. La semana pasada no ha tenido desperdicio. Lo único bueno han sido las imágenes de la Reina Máxima de Holanda en la feria de Sevilla, haciendo gala de su hispanidad (ella es hispanoamericana), de su belleza y de su salero; también de su sencillez y simpatía, compartiendo con un grupo de amigos, que bien conozco, quienes no dejan de comentar que todo les parece bien a esta Real Familia: incluso si se produce un corte de luz y tienen que arreglarse para un fiestón en la Casa de Pilatos con unas velas colocadas en unas botellas vacías de Fino La Ina que apañó una vieja empleada de la casa donde se alojaban. ¡Eso es categoría regia!

Pero pasemos a lo feo, a lo triste de este hermoso país donde hemos tenido la fortuna de nacer, pase lo que pase. La Benemérita, orgullo nacional que cumple sus 175 años, ha detenido a esa escoria de la sociedad, a esa hez pestilente del etarra Josu Ternera, a quien el socialista Eguiguren califica como «héroe de la derrota». ¿Héroe el artífice del atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en 1987, perpetrado por la banda asesina ETA cuya explosión de un coche bomba con unos 250 kg de amonal provocó la muerte de 11 personas, entre ellos cinco niñas, y 88 heridos, la mayoría de ellos civiles? Ese socialista es tan nauseabundo como el terrorista y si el partido en el que milita y que presidió en el País Vasco durante 12 años lo mantiene en sus filas quiere decir que asumen también el calificativo de «héroe» a quien no merece más que arder eternamente en el infierno.

Es lo que tiene la extrema izquierda, que idolatra a los asesinos. Véase si no el monumento que hace años se ha erigido a Che Guevara en Leganés, o en Oleiros (La Coruña), a un asesino que infirió crueldades horrendas, que fue una «fría máquina de matar», a quien Fidel Castro puso al frente de la cárcel de La Cabaña en Cuba, donde había fusilamientos de lunes a viernes. Las ejecuciones se llevaban a cabo de madrugada, poco después de dictar sentencia y declarar sin lugar (de oficio) la apelación. Había noches siniestras en que se ejecutaban a siete hombres seguidos. ¿Ese monstruo merece estatuas y monumentos? ¿Quién tiene tantas narices (o ignorancia) como para llevar la cara impresa del ejecutor de más de 500 personas en una camiseta?

Pues ahí estamos, con tipos similares en ideología, modelo Errejón sin ir más lejos, opositando a la presidencia de la región madrileña. Quizá mejor me dedico a un reposo prolongado, de unos cuatro años, por ejemplo, hasta unas próximas elecciones, y me dedico a mani/pedi, almuercitos con las amigas y «shopping» salvaje cada día. Total lo que no me gaste en bobadas se lo va a llevar en impuestos la ultraizquierda...