Opinión

Rumores y bulos sobre el 1-O

Madrid, en vísperas de un «ferragosto» atípico, con Sánchez en Doñana y Díaz Ayuso de investidura, vuelve a ser más que nunca aquella «ciudad de los rumores» descrita con tino por Josep Pla en los albores de la II República. La esencia de la política en la capital de España son los rumores que, en tiempos de espera de un Gobierno imposible o de nuevas elecciones, florecen al sol de agosto. La sentencia del 1-O, que ahora redacta el Tribunal que encabeza Manuel Marchena, es casi una clave de bóveda del otoño político. Prevista para septiembre, no llegará antes del día 23, fecha límite para que haya investidura o repetición electoral el 10 de noviembre. Otra cita con las urnas podría abrir las puertas a un aplazamiento del fallo, según la doctrina –mejor dicho la costumbre– de la menor interferencia posible con los procesos electorales.

El rumor agosteño más notable no alude, sin embargo, a la fecha de la sentencia, sino al fallo de los magistrados que, sea el que sea –salvo absolución total–, será recurrido por los independentistas ante el Tribunal de Estrasburgo. Marchena y sus compañeros de Tribunal, que creen que la política no hizo su trabajo en Cataluña y por eso el asunto acabó en los tribunales, pretenden que su decisión no sea enmendada en lo más mínimo por los jueces de Estrasburgo. Conocen sus suspicacias y las tendrán en cuenta para impedir que, pasado el tiempo, la Justicia europea corrija a la española y de armas al separatismo. Y es ahí, donde anida el rumor de que quizá todo pudiera quedar en «desobediencia» y «malversación» y nada de «sedición», ni por supuesto, de «rebelión». El rigor de Marchena y el comportamiento impecable de todos los magistrados Tribunal –han hecho turnos para trabajar en agosto– descarta toda filtración y cualquier motivación política. Eso significa que el rumor, como casi todos, es intencionado. La imaginación, además, hace maravillas porque una condena por «desobediencia» y «malversación» aparejaría penas en teoría «más blandas», que facilitarían una salida rápida de las cárcel de Junqueras y sus compañeros, y tampoco nadie tendría que pedir indultos ni el Gobierno pasar el trance de concederlos o negarlos. PP y Ciudadanos pondrían el grito en el cielo pero, si hubiera Gobierno ahora, dentro de cuatro años, ¿qué valor electoral tendría? La Real Academia define el rumor como la «voz que corre entre el público» y el bulo como «la noticia falsa propalada con algún fin». Rumores y bulos de un agosto atípico en Madrid.