Editorial

En Madrid está la alternativa a Sánchez

Todas las elecciones son importantes, aunque unas más que otras, sobre todo cuando está en juego un giro radical que afecta a los consensos básicos. En el caso de los comicios del próximo 4 de mayo en la Comunidad de Madrid supondrían, además de un cambio en el modelo económico basado en una política fiscal que favorezca la iniciativa empresarial y, por lo tanto, la creación de puestos de trabajo, arrebatar al Partido Popular un gobierno que ha resultado ser un modelo contrario al preconizado por el PSOE y su caótica alianza con Unidas Podemos. Pedro Sánchez y su aparato monclovita se han empeñado en esta operación de hacer desaparecer del mapa político al PP, empezando con las impresentables mociones de censura fracasadas en Murcia y Castilla y León y continuando con una campaña de mentiras e intoxicación emprendida por el propio presidente del Gobierno sobre la gestión de la pandemia realizada en Madrid o sobre que el adelanto electoral de Díaz Ayuso bloqueaba 600 millones de euros en ayudas. Que la campaña iba a plantearse con malas artes, no cabía la menor duda, pero que el propio Sánchez se empeñase en difundir bulos de este calibre sólo muestra que en el Gobierno hay temor a que un triunfo rotundo de los populares se empiece a ver como una alternativa real al desgobierno de la coalición PSOE y Podemos y el apoyo estratégico de las fuerzas anticonstitucionales. Mientras que las dos cabezas de la fracasada coalición de izquierdas –Sánchez e Iglesias– se han puesto al frente de esta operación de desbancar al PP de la Puerta del Sol, aunque por motivos distintos, el gobierno de Díaz Ayuso está demostrando tener solidez en su gestión, liderazgo y un claro modelo político. El líder de Podemos ha dejado el Ejecutivo para salvar a su partido de su propio caudillismo, lo que supone realizar una campaña al estilo ya conocido del peor populismo, mientras que Sánchez –y un silencioso Ángel Gabilondo– quieren beneficiarse de la basura política que lance Podemos. Otra cosa es el resultado. Está claro que estas elecciones tienen una proyección nacional innegable, que, no es que se pueda extrapolar al mapa nacional, sino que indica un tendencia: el PP sube y el PSOE no consigue ascender pese a todo el aparato que desde el Gobierno ha puesto a su servicio.

Díaz Ayuso ganaría las elecciones y se quedaría a un escaño de la mayoría absoluta, de recibir el apoyo de Vox, mientras que el voto de la izquierda no conseguiría fraguar una alternativa. Significativa es la pérdida de voto socialista y, a lo sumo, un empate entre Iglesias y Errejón, que sólo ayudaría a resolver un litigio fratricida, pero no para gobernar. En cuanto a Cs, sólo confirma que vive un momento crítico al punto de la extinción. Las elecciones de Madrid apuntan a que la derecha puede ser una alternativa al peor gobierno de nuestra democracia.