Elecciones Comunidad de Madrid
El «procés» de «Madrijistán»
Por si alguien no ha querido aun darse cuenta, en Madrid, a diferencia por ejemplo del País Vasco y Cataluña, solo se vota a formaciones políticas de implantación y ámbito nacional
Ahora resulta que Madrid… ¡se ha vuelto nacionalista! Las justificaciones de algunos políticos cuando sufren un estrepitoso revolcón electoral se hacen especialmente peregrinas cuando buscan razones en la mayoría de los casos completamente ajenas a los propios errores y acaban rayando la desvergüenza cuando recurren -a veces peligrosamente- a cualquier factor que sirva para eludir responsabilidades. No hay más que escuchar las explicaciones de más de uno y más de dos dirigentes socialistas -empezando por el propio José Luis Abalos en la noche electoral madrileña- a propósito de la debacle electoral del PSOE en una comunidad donde -dicho sea de paso- la izquierda va camino de tres décadas sin tocar poder y lo que es peor, sin parar a preguntarse el porqué. Pero es que además tenemos que escuchar que Madrid, el lugar históricamente más abierto para acoger a cualquier foráneo sin preguntarle ni de dónde ni para qué viene, se ha convertido en una extraña burbuja que política y sociológicamente en nada se corresponde con el resto de España.
Es cierto que en esta comunidad se ha votado en claves muy concretas relacionadas especialmente con una gestión económica del impacto del covid, que dista mucho de lo realizado en otras autonomías y con veredicto claro y meridiano a cargo de los madrileños en favor del gobierno de Díaz Ayuso, pero esa realidad no es óbice para insinuar -o algo más- que lo ocurrido el «4-M» no solo es ajeno el sentir del país sino que se debe al incremento de un incipiente “nacionalimso” madrileño posicionado como si de la aldea de Asterix se tratara, en contra de cualquier planteamiento fuera de sus límites perimetrales en materia sobre todo sanitaria y económica.
Por si alguien no ha querido aun darse cuenta, en Madrid, a diferencia por ejemplo del País Vasco y Cataluña, solo se vota a formaciones políticas de implantación y ámbito nacional, sean de derechas o de izquierdas y no existe pacto ni juego político alguno que esté condicionado -como en las citadas comunidades- a intereses de partidos nacionalistas o incluso separatistas. Madrid ni está pendiente de «Waterloos», ni exporta el covid, ni es un paraíso fiscal, ni se encuentra inmerso en heroicos procesos hacia la república de «Madrijistán». Sencillamente ha optado por un determinado modelo de gestión puntualmente apoyado en las urnas, eso es todo. Lo demás es no querer asumir la realidad y mucho menos el propósito de enmienda.
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