Independentismo
Otra vez, Cataluña
Mientras el Gobierno siga pendiente, para sobrevivir, de Rufián y Otegui, no tendrá nada que hacer.
Ya vuelve la burra al trigo. Otra vez, con infinita pereza, no queda más remedio que observar lo que pasa en Cataluña. Después de un forcejeo de meses, los nacionalistas catalanes de los distintos pelajes se han puesto de acuerdo y, si no hay complicaciones de última hora, habrá por fin gobierno de la Generalidad presidido por Aragonés (ERC). Será un gobierno engendrado en la cárcel, como el Quijote, pero mucho menos ingenioso y perdurable. El ex ministro Illa, que iba como salvador, se queda para vestir santos. Se disipa el sueño del tripartito, segunda edición, y Pedro Sánchez, que anda, el hombre, en horas bajas después del batacazo de Madrid, queda a merced de los sediciosos de la secesión, a los que se dispone a indultar como si aquí no pasara nada, aprovechando el verano y la vacuna.
La mala racha del inquilino de La Moncloa va por barrios y se sucede sin interrupción. Apuntó en Murcia, siguió en Castilla y León y adquirió características épicas en Madrid. Ahora se frustran sus planes en Cataluña, donde sus socios van a lo suyo, y la cosa no pinta bien en Andalucía, donde el PSOE ha emprendido una guerra fratricida y las encuestas le son desfavorables. La España de las comunidades, la España comunera, después de la rebelión de Ayuso en la capital, se vuelve contra Sánchez y el sanchismo. Y esto no lo arregla ya ni la vacuna, ni el subsidio europeo ni el informe de los cien expertos de Iván Redondo. Mientras el Gobierno siga pendiente, para sobrevivir, de Rufián y Otegui, no tendrá nada que hacer. Va de capa caída e Irá de mal en peor. Ese es el sentir general, manifestado estos días por los viejos socialistas y corroborado por las encuestas.
El acuerdo en Cataluña entre Esquerra y la derecha nacionalista ha sido forzado por la protesta de los votantes más favorables a la causa, cansados de esperar y que daban ya claras muestras de impaciencia y decepción. De hecho, los contrarios a la independencia han subido al 52 por ciento y ganan ya por diez puntos a los otros. Es el único consuelo que ofrece la situación. No sé si Joan Maragall está en lo cierto y el secreto de la fuerza de Cataluña consiste en que el pueblo sabe esperar. Lo único cierto es que con estos políticos la gente está perdiendo la esperanza.
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