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Roma

Uno es muy libre de borrarse de los sentimientos religiosos si lo desea, pero dado que una parte de la izquierda se muestra claramente beata en estos tiempos, la aclaración no sobraría.

Cuando elegimos a un presidente para que nos represente, pactamos que cumpla esa función para todos. Le permitimos que aplique su programa de iniciativas previamente planteadas –aunque estemos en desacuerdo con ellas– pero exigiéndole que deje de lado sus filias y fobias personales en los actos representativos oficiales.

Por eso, cuando el presidente de un gobierno no acude al funeral del Papa es interesante que nos explique por qué. Uno es muy libre de borrarse de los sentimientos religiosos si lo desea, pero dado que una parte de la izquierda se muestra claramente beata en estos tiempos, la aclaración no sobraría. Si el presidente no tiene problema para viajar a Pekín y tener una entrevista muy simpática con un implacable dictador como Xi Jinping, no entiendo por qué los encuentra para acercarse a un funeral claramente importante en Roma. A mí me intriga esta voluntad de nuestros izquierdistas de mostrarse beatos pero sin manifestar sincronía con la religión que ellos mismos practican.

La misma falta de empatía la muestra presidencia con la corona, porque quien sí acudió a Roma fue el jefe del estado. Por esos gestos, Felipe VI cae simpático a la gente: por su manera de esforzarse, de intentar estar a la altura del puesto que ocupa. Pero, en lugar de visualizar en presidencia una tarea coordinada, Moncloa desaprovecha la ocasión y simplemente se desentiende del asunto.

Teniendo en cuenta el carácter vanidoso de Sánchez, la enorme diferencia que se está dando entre el cariño al monarca y la desconfianza general con que se contempla al presidente (sobre todo después de su humillante huida de Paiporta) puede provocar dificultades. No olvidemos que existió hace unos años una posibilidad de gobernar moderadamente y evitarnos la lamentable política actual si Sánchez se hubiera entendido con Rivera. Pero su vanidad jamás le perdonó que le acusara en público de hacer trampas con su tesis.