Ceuta
España, ante el espejo
Hemos entrevisto la imagen deformada de España en el cristal roto de la memoria histórica. Y esa imagen no nos ha gustado mucho.
La crisis con Marruecos ha eclipsado la presentación del plan «España 2050», el informe de los cien expertos de Iván Redondo; ha rebajado el interés por la investidura del presidente de la Generalidad de Cataluña; ha reducido por un instante la atención sobre el coronavirus y las vacunas, y ha confirmado la falta de unidad interna del Gobierno en asuntos de Estado. ¿Hay algo en lo que estén de acuerdo en este Gobierno unos y otros? O sea que la invasión de Ceuta nos ha colocado ante el espejo y hemos entrevisto la imagen deformada de España en el cristal roto de la memoria histórica. Y esa imagen no nos ha gustado mucho. Seguramente lleva razón Ortega y la España mejor no está en el pasado sino en el porvenir. Tal vez en la España de 2050, la de los cien expertos, cuando todos, según las previsiones, seamos buenos y benéficos. Vaya usted a saber. Entonces serán tiempos en que el jefe del gobierno y el de la oposición caminarán juntos y no se perderán el respeto en el Parlamento en medio de una crisis sanitaria, una crisis territorial, una crisis económica y un rebrotado conflicto de Estado con el vecino del sur.
De paso, junto a nuestras debilidades, hemos comprobado nuestros recursos y nuestros resortes. En circunstancias así, se valora más la integración en Europa, que ha sido la que, en este caso, ha parado en Ceuta los pies al rey de Marruecos y nos ha sacado las castañas del fuego. También pone de manifiesto la importancia de contar con una Monarquía parlamentaria, no autoritaria, y con un rey dispuesto a ejercer como el mejor embajador de España. Lástima que, una vez más, Felipe VI haya sido paralizado y desaprovechado por el actual Gobierno y se haya visto obligado hasta ahora a brillar por su ausencia en esta crisis.
En fin, en este retrato o selfi de España hay algo que nos favorece y nos enorgullece. Miles de muchachos marroquíes huyen de su tierra, dejan su casa y se van con lo puesto, en cuanto han visto un resquicio, en busca del paraíso. Y para estos niños y estos jóvenes el paraíso es España, al otro lado de la valla. Que hayan sido utilizados inicuamente como arma política, no quita importancia al significativo hecho. Imaginemos que fuera al revés. Estaríamos todos, del rey abajo, conmovidos y avergonzados.
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