Trabajo

El gran día de Díaz y el peor de Escrivá

Escrivá ha metido la pata pero los técnicos, como los niños, suelen decir la verdad

Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, tuvo ayer un gran día y por partida doble. Por una parte, celebró el descenso del paro en junio en 166.911 personas y el aumento de 233.056 afiliados a la Seguridad Social. Son datos muy buenos y hay que festejarlos, pero tampoco es oro todo lo que reluce. Por otra parte, José Luis Escrivá, rival –digan lo que digan– de la heredera de Iglesias, tuvo que envainarse sus palabras del jueves. «No fue mi mejor día, fueron reflexiones en voz alta», se justificó el ministro de Seguridad Social (SS). Estaba obligado a poner paños calientes a su desliz de que la generación de los «baby boomers» correría con la peor parte –el mayor coste– de la reforma de las pensiones. Escrivá, un técnico que sucumbió a la tentación de la política. Incluso soñó con la posibilidad de sustituir en algún momento a Nadia Calviño como máximo responsable de la economía española. Pedro Sánchez y el Gobierno lo arroparán, pero el patinazo fue notable. Poco importa que tenga razón, porque los técnicos, como los niños, suelen decir la verdad de lo que piensan cuando hablan de forma espontánea.

La ministra Díaz, vicepresidenta tercera, intenta aprovechar su momento dulce, incluso con valoraciones populares mejores que las de Sánchez según la demoscopia. Su futuro en el Gobierno a largo plazo está muy vinculado al paro y la batalla contra el desempleo está lejos de estar ganada. Funcas, uno de los grandes centros de estudios económicos españoles, habla de una «recuperación intensa del empleo» y de una caída «histórica del desempleo registrado». Sin embargo, el equipo que dirige Carlos Ocaña, que fue secretario de Estado de Zapatero, precisa que en cifras desestacionalizadas la afiliación a la SS en junio es inferior en 234.000 personas a la de febrero de 2020. La bajada de desempleados registrados en junio también es la mayor de la serie histórica. Incluso así, hay 368.000 parados más que al inicio de la pandemia y 645.000 más si se corrige el efecto estacional. Son más que matices, pero no impiden que haya sido el gran día, por ahora, de Yolanda Díaz y también el peor de José Luis Escrivá.