OTAN

Los idiotas de la OTAN

La OTAN es una vieja antigualla de la Guerra Fría, cuya utilidad es un arcano como se ha demostrado con la derrota en Afganistán

Estos días son realmente asombrosos. Estuve viendo la rueda de prensa del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que encabeza la relación de idiotas que forman parte de esta caduca organización internacional. Menuda sarta de ridículas interpretaciones, excusas y explicaciones. Fue una muestra de esa arrogancia occidental de los que se creen todavía los «dioses» del mundo. Ha sido el peor desastre de la historia de las misiones de la OTAN y ese mediocre político no ha entendido nada. Tras emplear centenares de miles de soldados, personal de apoyo y billones de dólares, descubrió que era una misión no viable tras la firma en Doha del acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes. Estoy contento porque ahora analizarán lo sucedido y crearán, supongo, un equipo de trabajo, sin lugar a dudas muy bien pagado. No tengo una gran opinión, salvo excepciones, por este tipo de organizaciones internacionales que se han convertido en un pesebre donde reina el amiguismo y el clientelismo. Tras escuchar al lamentable secretario general de la OTAN me reafirmo en esta convicción.

La primera conclusión muy clara es que no tiene ninguna idea, ni buena ni mala ni regular, fue, simplemente, un busto parlante lleno de lugares comunes y tópicos insufribles. A esto hay que añadir que no nos podemos creer nada de lo que diga. La OTAN es una vieja antigualla de la Guerra Fría, cuya utilidad es un arcano como se ha demostrado con la derrota en Afganistán. Durante veinte años se ha desarrollado la Operación Libertad Duradera que ha sido una catástrofe, porque en una guerra lo más importante es el final. No importa que inicialmente derrocaran al gobierno talibán, porque tras ese período vuelven a estar en el poder. Stoltenberg es el prototipo del mundo pijo progre de los países del norte de Europa. Un socialdemócrata de manual, primer ministro entre 2005 y 2013 e hijo de una influyente familia de la elite social y política. Mucho ruido y pocas nueces, porque lo único que podemos esperar de la OTAN es que ayude a mantener el control del aeropuerto de Kabul. La incompetencia occidental no ha conseguido crear una democracia, la administración y el ejército han sido un desastre y la corrupción ha estado generalizada. Felicidades señor Stoltenberg, puede irse a descansar a su mansión en Oslo.