Reforma constitucional
La lealtad, según Batet
«¿Se puede ser leal con la Constitución cuando se pacta con aquellos que son desleales?»
Lo peor del Día de la Constitución es escuchar o leer las obviedades con que nos castigan políticos, periodistas y profesores ansiosos de lograr su minuto de gloria. Es algo muy cansino, porque es «el día de la marmota». Cada año se repiten las mismas soflamas y artículos inútiles. Lo más lamentable son aquellos que sin tener ni idea, algo demasiado común, hablan de la reforma y la adornan con planteamientos que no hacen más que poner de manifiesto su ignorancia. Por otra parte, están los expertos que desearían el honorable título de «padres o madres (hay que ser políticamente correctos) de la Constitución». Una reforma es algo muy serio como para dejarlo en manos de aventureros y frívolos. Es obvio recordar que se necesitan las ideas claras y una mayoría sólida de consenso. Cualquier otra opción, como la peregrina pretensión de celebrar un referéndum para preguntar a los españoles si les gustaría que se hiciera, es una enorme irresponsabilidad que puede tener consecuencias catastróficas. Este año hemos tenido como guinda del pastel las palabras de Meritxell Batet reclamando lealtad constitucional.
Lo estrafalario es que no se refería a los socios de Sánchez, que quieren acabar con la Constitución y algunos, incluso, destruir España, sino a los partidos constitucionalistas que se oponen al Gobierno. Estas palabras provocarían escándalo en cualquier país de nuestro entorno, pero nos hemos acostumbrado a que se pueda decir cualquier chorrada con absoluta impunidad. La política es la única actividad profesional en la que no se requiere ninguna formación o algo tan fundamental como es el mérito y la capacidad. Ni siquiera es preciso tener sentido común. Por ello, Batet puede atacar a los partidos que son leales a la Constitución llamándolos desleales y mirar hacia otro lado con aquellos que quieren destruirla. No creo que Podemos, los independentistas y los herederos de ETA sean, precisamente, leales con nuestra Carta Magna. Es algo tan obvio que no merecería el más mínimo comentario. Sánchez está dispuesto a ceder con estas formaciones para mantenerse en el Gobierno o lograr que se aprueben los Presupuestos, pero no quiere negociar seriamente con el PP la renovación del CGPJ. ¿Se puede ser leal con la Constitución cuando se pacta con aquellos que son desleales?
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