Autonomías

La vida «autonómica» «autono-mica»

Dos conclusiones: en tanto en cuanto se manifiesta lo autonómico esto genera o bien pobreza mental, o bien estorbo

Este es un artículo sobre nuestra vida en CCAA, donde todos vivimos; salvo los de Madrid que además viven en la capital del Estado. La vida en Comunidades Autónomas denota cada vez más el influjo de los modos autonómicos (junto a la posible presencia del Estado). En tanto en cuanto se manifiesta lo autonómico, cada vez más se produce una molestia al ciudadano. El ámbito público y el ámbito cultural son claros. Temas estos para nada baladí, porque las cosas de interés –en un determinado nivel–son o públicas o culturales.

Pongamos dos ejemplos de la «vida autonómica»: una persona quiere publicar un libro y (tal como está el asunto en las editoriales...) acude a la Administración pública (ya tenemos un caso de influjo autono-mico); la institución pública le dirá a usted que su libro no puede ser editado porque la institución pública en cuestión publica (si es de Valencia por ejemplo) sólo en valenciano y «temas valenciá». Pero, si es de León por ejemplo, pasa lo mismo: el tema no se ajustará al «botillo del Bierzo» o al «rey de Babia» (de momento lo autono-mico-leonés –en la lengua– remite; pero va para adelante). Esta es la vida autonómica: en tanto en cuanto algo queda «autono-micado» es un estorbo. O carece de interés general.

Segundo ejemplo: usted quiere «cambiar» a lo institucional cultural, o a lo político. Y contacta con las instituciones del lugar. ¿Qué ocurre? Pues, de nuevo, una de dos: o todo en valenciá... o los temas son locales y el aburrimiento es supino. Es decir, que para estudiar una figura de alcance general o de interés (por ejemplo, Quevedo) tiene uno que estar en Madrid, o bien lo autono-mico no tiene que haber llegado (aún). Eso sí, todo lo estatal admite ser autono-micado (dígase la Dama de Elche). Además, cuidado con Madrid, ya que –si tienes mala suerte– el tema en cuestión puede estar también «autonomicado», ya que también en Madrid se empieza a enseñar en el cole el paso del Tajo en tanto en cuanto pasa por Aranjuez, pero no cuando el Tajo pasa por Toledo. No obstante, tienes allí menos papeletas de que lo autono-mico se manifieste (aún).

Dos conclusiones: en tanto en cuanto se manifiesta lo autonómico esto genera o bien pobreza mental, o bien estorbo. Si usted tiene la suerte de hacer algo de interés será en tanto en cuanto esté aún presente el Estado (hoy día, prácticamente nada). En lo cultural, las opciones son desde luego «cero». Todo está invadido por lo autono-mico. Estamos apañados. Todavía alguno se extraña de por qué Madrid va para arriba. Es el único lugar donde con un poco de suerte uno puede librarse de la mediocridad y de los estorbos. Aún hay gente que no simpatiza con el espíritu autono-mico, pero lo que se nos propone al parecer es que nos convirtamos todos en autono-micos. Creo sinceramente que no vamos bien y que ésta tendencia repercute en una creciente falta de interés de vivir en cualquier Comunidad Autono-mica. Todo sería mejor si en las CCAA se hiciera política general. Y se estudiara a Velázquez en Burgos o en Lérida; y no (a este paso) solo en Sevilla. Por no hablar de la lengua en los colegios: así es, en tanto en cuanto se ha «autonomicado...», pobre lengua y pobres niños. Y esto no es (o debería ser) cosa de PP, VOX o PSOE etc. Miren ustedes Francia (desde donde escribo, por cierto). Eso sí, creo que en Madrid la gente no es consciente de cómo son las cosas en la tele autono-mica (allí no llega tv3); sería bueno que se oyera esa televisión allí, para que se conozca realmente lo que se dice en ese medio.

En suma, la vida autonómica carece de todo interés. No les extrañe que la gente se vaya de esos lugares, o no quiera ir a ellos. Salvo que seas converso hispanóbobo, que es otro tema.