Política
Pedro Arriola o la teoría de las «tonterías justas»
Tuvo aciertos y errores, pero nunca militó en el PP y siempre fue independiente
Pedro Arriola Ríos (Sevilla, 1948), andaluz militante de ascendencia vasca, era largo, muy largo, de conversación. Hacía digresiones tan interminables como prolijas, con frecuencia para desconcertar o despistar a sus interlocutores, y casi siempre repetía una de sus máximas preferidas: «Tonterías, solo las precisas». Arriola, fallecido en la madrugada del viernes, fue quizá el primero de los protoasesores político-electorales en España y el de más éxito durante mucho años, algo que le granjeó numerosos y poderosos enemigos. Tenía amigos y defensores sorprendentes para algunos, como el ahora criticado presidente del CIS, José Félix Tezanos, con quien mantenía una relación magnífica. Trabajó como asesor de la CEOE desde el despacho Analistas de Relaciones Industriales, que lideraba Fabián Márquez. Presumía de haber asesorado en la década de los ochenta del siglo pasado a la empresa que soportó la huelga más larga de España, casi dos años, la minera Crimidesa, centrada sobre todo en la extracción de sulfato sódico.
Pedro Arriola, casado con la ex-diputada del Partido Popular, Celia Villalobos, que fue candidata por primera vez porque el partido tenía dificultades para encontrar gente, votó –y probablemente su mujer– al PSOE de Felipe González en 1982. Era de los que pensaba que España, entonces, necesitaba un cambio. Antes, también desde la CEOE, colaboró a la consolidación de UGT frente al sindicato Comisiones Obreras, que entonces dirigía Marcelino Camacho y estaba más radicalizado. La llegada de Aznar a la presidencia PP cambió su vida para siempre. El nuevo líder popular, en quien pocos confiaban, buscó asesores y José María Cuevas, presidente de la CEOE, le envió a Arriola. El luego «gurú» creyó en el potencial de Aznar y le ayudó a llegar a la Moncloa, mientras iniciaba también una amistad sólida con Rajoy, quien mantuvo su asesoría hasta que quedó descabalgado por la moción de censura de Sánchez. Arriola tuvo aciertos y errores, pero nunca militó en el PP y siempre fue independiente. Gonzalo Garnica, que trabajó con él en CEOE, ha esbozado en Voz Populi los «principios básicos del arriolismo», el primero de los cuales reza «asesora, no milites». Y aunque no figure en esa lista, dejó la teoría, que es una filosofía, de que «tonterías, solo las justas».
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