Elecciones

El PSOE debe abstenerse

Las expectativas son los alucinógenos de la política. Una vez que se generan crean una realidad paralela con la que se mide el éxito. Si nos centramos exclusivamente en los resultados, en Castilla y León solo hay dos perdedores: Ciudadanos y el PSOE. Sin embargo, el perdedor en muchos medios es Casado porque no ha conseguido mejorar los resultados del PP.

Los populares tienen un serio problema interno. La dirección nacional es mediocre, comete demasiados errores y, así, es difícil mantener la moral de la tropa alta. Además, el sentimiento de los barones de que se han equivocado con Casado es mayor si miran a Ayuso. Pero más allá de los problemas internos, lo cierto es que el PP va sacando adelante elecciones y poniendo, con más o menos ventaja, su marca como primera en las elecciones autonómicas que han sucedido.

Sánchez es quien va perdiendo todas. El domingo ha pasado de ser primera fuerza política a segunda, ha perdido siete escaños y se ha desmoronado en territorios históricamente socialistas.

Sánchez siempre hace dos cosas: crea unas expectativas muy bajas, fáciles de alcanzar y busca un cabeza de turco. En Madrid liquidó a Gabilondo para poner un cortafuego. En Castilla y León, Tudanca simuló en su comparecencia que se hacía el Harakiri con la misma intención y, cuando llegue el momento, tirará por Despeñaperros a Espadas. Por más vueltas que se le dé, en Castilla y León se ha ratificado el declive del PSOE y eso es negociado de Sánchez que, aun tiene una oportunidad de pensar en mayúsculas.

La operación temeraria de Casado ha lanzado a la extrema derecha como un Sputnik, si nada lo impide, será la primera vez que Vox forme parte de un gobierno autonómico.

Sánchez también tiene su cuota de responsabilidad. Diseñó una campaña basada en el miedo a Vox, así consiguió mantener algunos votantes de izquierda que acudieron con la nariz tapada para frenarlos pero situó a la extrema derecha como protagonista del tablero de juego.

Que nadie se engañe, en esa estrategia, Sánchez desea más que nadie un gobierno de coalición PP-Vox como munición electoral para los próximos meses.

El PSOE tiene una oportunidad de oro para servir a los intereses del país si pone encima de la mesa la abstención en la investidura a cambio de que la extrema derecha se quede fuera del gobierno, aunque no sea lo que más le convenga a Sánchez.