Josep Ramón Bosch

Catalang «ETA»

Trampa al Gobierno, ideada desde Waterloo y manipulada por ERC

Cataluña lleva años bajo un déficit de calidad democrática, con un proceso rupturista que ha roto a la sociedad catalana, actuaciones desleales de la Generalitat, entidades públicas que vulneran la legalidad dañando la seguridad jurídica y limitando los derechos de las personas, sin neutralidad en las instituciones dominadas por el radicalismo y con la constante demonización de los discrepantes. Pero tras la pandemia, el movimiento separatista ha vivido una fuerte desmovilización de sus bases, hastiadas de un proceso que ha provocado una importante división social y la huida de miles de empresas. Además, en las últimas semanas se ha producido un factor clave en la deslegitimación del independentismo, con la apertura de una comisión de investigación en el Parlamento Europeo, para esclarecer las vinculaciones entre los entornos de Puigdemont y de Putin. Todo ello, ha acelerado la división creciente entre una ERC que lo fiaba todo a la llamada «mesa de negociación» y el conglomerado de Junts, que trabaja para «cuanto peor, mejor».

Pero una operación de propaganda, preparada con todo lujo de detalles y medios desde hace meses, ha estallado y amenaza la mayoría de Pedro Sánchez. Es el llamado «catalangate», una sólida operación diseñada por los fieles de Puigdemont, y de una parte de Junts, en su campaña de desprestigio de su odiada España. Copia ingeniosa del caso «Watergate», que terminó con la dimisión del presidente norteamericano Nixon por espionaje a sus adversarios políticos. Todo un proyecto ideado para dinamitar los puentes entre el sanchismo y una ERC que sabe que el «procés» llegó a su fin en los términos planteados en 2017.

El diseño del escándalo lo ha llevado a cabo un laboratorio de investigación en cuestiones políticas, tras un informe sobre la infección de teléfonos móviles de personas independentistas usando la aplicación Pegasus. El montaje propagandístico disponía de una cuenta de Twitter inaugurada en diciembre de 2021, y el dominio de internet catalangate.cat, fue registrado por la delegación en Bruselas de la Asamblea Nacional Catalana el 10 de enero de 2022. El autor del informe es un reconocido separatista, Elías Campo, ingeniero del grupo de investigación Citizen Lab, que fue el encargado de crear la infraestructura tecnológica del «Tsunami democràtic» y colaborador principal en la promoción del referéndum del 1 de octubre de 2017. Todo ello validado por un organismo vinculado a la Universidad de Toronto, financiado a través de fundaciones norteamericanas, como la Open Society de Soros. Curiosa mezcla.

ERC, un partido asambleario y con una larga tradición golpista en la historia catalana, vio en la crisis del espionaje, una triple oportunidad para sus intereses, con la excusa de su negativa a la convalidación del decreto de ley anticrisis de Sánchez. Primero la de chantajear al Gobierno, al exigir la dimisión de la ministra de Defensa, señalando a Margarita Robles y al CNI como los autores del espionaje. En segundo lugar, apareciendo ante la opinión pública separatista catalana como los garantes de la confrontación contra el estado, liderado por el propio presidente de la Generalitat y dejando en fuera de juego a Puigdemont. Por último, blanqueando a Bildu, cuyo voto favorable al decreto ley socialista los blinda como nuevo socio preferente del PSOE. Paralelamente, los batasunos, preparan el asalto definitivo a Navarra y el desalojo del PNV en el Gobierno del País Vasco. Vienen curvas.

Finalmente, un Gobierno acobardado ante el órdago de ERC y presionado por los de Podemos, ha sacado adelante su plan económico contra la guerra, marginando al nuevo PP de Feijóo y permitiendo la entrada en la comisión de secretos oficiales a todos los enemigos de la unidad de España. Mientras tanto, los republicanos han suspendido una mesa de diálogo, que todos sabían inútil y roto los puentes con un Gobierno que los ha tratado con guante de seda.

El «catalangate» ha sido una trampa al Gobierno, ideada desde hace meses en Waterloo, manipulada por ERC y cuyo principal beneficiado son los herederos de ETA. Parecía difícil que nos fuese a peor. Pero todo parece ir a peor.