Internacional

Basura para descifrar a Kim

Un profesor surcoreano se ha desplazado a las islas fronterizas con Corea del Norte para estudiar el país

Es un apasionado de la cultura norcoreana, un estudioso que bebe de todas las fuentes posibles para lograr mayor conocimiento del régimen más ermitaño del mundo. El profesor surcoreano Kang Dong Wan solía aprender de lo que acontecía en Corea del Norte reuniéndose con viajeros en ciudades fronterizas chinas. Pero al llegar la pandemia del coronavirus y cerrarse medio mundo, cambió de estrategia. El caso era seguir instruyéndose. Kang, docente en la universidad de Dong-A, se desplazó hasta un archipiélago fronterizo para recoger lo que las corrientes marinas le regalan: basura norcoreana.

Desde las playas de las cinco islas del noroeste del Mar Occidental, donde se trasladó en septiembre de 2020, me cuenta que recoge principalmente envoltorios que llegan arrastrados por las olas desde la península, a escasos 25km. Perseverante, analiza qué se produce y qué consumen los habitantes de la dictadura Juche. Los archiva por nombre, marca comercial, color, diseño y fábrica de producción. Investiga sus características y llega a conclusiones a través de estos «tesoros» desperdiciados.

Gracias a esos residuos, se ha enterado de que Kim Jong Un ha intensificado la fabricación nacional para satisfacer las demandas de su pueblo. «En 2012, tras la toma del poder de Kim, empezaron a aparecer cambios evidentes en los envoltorios de los productos norcoreanos. Al examinar elementos como la textura y la decoración, se observaron claras diferencias en los paquetes de los productos de caramelos y confitería», resume Kang.

En su museo tiene categorizadas más de 2.000 piezas de basura norcoreana recolectada, como bolsas de aperitivos, paquetes de zumos, envoltorios de caramelos y botellas. Una forma peculiar de leer entre líneas.

«Cabe destacar que estos productos tan variados se produjeron en Corea del Norte, donde se exigía la autosuficiencia y la autorrehabilitación debido a las dificultades económicas», sintetiza el profesor surcoreano. Y es que Kim se ha dado cuenta de que debe ofrecer algo más que misiles balísticos y armamento nuclear a sus ciudadanos. Por lo que ciertos «cambios» se reflejan en la sofisticación de los paquetes. «Otra característica principal es un nuevo enfoque de los productos basado en la conciencia del arte industrial y la publicidad». Es decir, hay manifiestas y crecientes influencias de Occidente. Ni en Pyongyang se libran de la globalización.