Japón
El inicio del Planeta de los Simios
«Lo que más ha desconcertado a las autoridades es que los monos no están interesados en la comida»
La ciudad de Yamaguchi, al suroeste de Japón, sufre el acoso de una banda organizada. Sus ciudadanos ahora no salen a la calle sin un buen paraguas o unas tijeras de podar para intentar defenderse o, al menos, evitar un ataque. Desde el 8 de julio al menos 58 personas han resultado heridas.
Primero, el clan fue a por los bebés de Yamaguchi. Varios padres denunciaron intentos de secuestros en guarderías y en sus propios hogares. Encabezados por un impávido líder, entraban por las ventanas abiertas y arrastraban a los pequeños, que si no estaban supervisados por un adulto resultaban heridos, mordidos, arañados y, sobre todo, traumatizados. Después, se dedicaron a atosigar a las mujeres y, en los últimos días se atrevieron igualmente con los ancianos y los hombres de Yamaguchi.
En la tranquila región nipona la tasa de criminalidad es una de las más bajas del mundo. Se producen 3,76 delitos por cada 1.000 habitantes mientras que, en España –también de las más reducidas– es de 41,4 delitos. Por lo que estos asaltos han llenado de titulares la prensa de Japón.
Así, tras un intenso dispositivo de busca y captura formado por fuerzas especializadas niponas, este martes las autoridades hallaron al líder de la pandilla criminal, en un lago en las inmediaciones de un colegio, cuando preparaba su próximo golpe. De unos cuatro años de edad y medio metro de altura, el macaco coincidía con la descripción de las denuncias policiales por lo que pasaron a dispararlo con una pistola tranquilizante. Al día siguiente, después de estar seguros de que se trataba del cabecilla, decidieron sacrificarlo.
Lo que más ha desconcertado a las autoridades es que los monos no están interesados en la comida. Todas las trampas con alimentos han fallado. «Son muy inteligentes y tienden a acercarse sigilosamente y atacar por detrás. A menudo agarrándose a las piernas», ha reconocido Masato Saito, trabajador del Ayuntamiento. «No he visto nada parecido en toda mi vida».
A pesar de haber descabezado a la banda de monos, sus secuaces han seguido amedrentando a los habitantes de Yamaguchi. Las autoridades recomiendan no establecer contacto visual con los macacos e intentar parecer lo más grande posible. Pero la pesadilla no ha terminado y el planeta de los simios podría comenzar en Japón.
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