Política
Pedro Sánchez se venga de Felipe González
«Amparado en la Ley, Sánchez puede lanzar contra Felipe González el GAL y otras historietas»
Rajoy ganó las elecciones generales del 26 junio 2016 alcanzando los 137 diputados; el PSOE, 85. Sánchez aseguró a Felipe González que atendería la gobernanza de la nación y evitaría el escabeche de Rajoy en la segunda sesión de investidura el 30 de agosto de aquel año. Sin embargo, el PSOE votó que no. González, de viaje en Iberoamérica, reaccionó indignado: «Pedro no tenía ningún motivo para engañarme». Pero lo hizo. Movió el expresidente sus hilos en Ferraz y el 1 de octubre Sánchez tuvo que abandonar la Secretaría General del partido. Se subió a su Peugeot 407, recorrió toda España y derrotó en las primarias, 21 mayo 2017, a Susana Díaz, la candidata de Felipe González. Retornó el vencedor a Ferraz y a la Secretaría General del partido a pesar de que dirigentes cualificados del socialismo estaban escandalizados porque Sánchez había declarado, aunque luego lo negó, que «la secesión de Cataluña es cuestión de tiempo» y que, a cambio del apoyo parlamentario de los independentistas, les ofreció «la negociación sobre la convocatoria de un referéndum de autodeterminación».
Ayudado por la lucidez de Pablo Iglesias, Sánchez planteó el 1 de junio de 2018 la moción de censura contra Rajoy quien, con ligereza impropia de su inteligencia, creyó que los diputados del PNV, generosamente favorecidos en los Presupuestos, votarían a su favor. No fue así. Y Sánchez se convirtió en presidente del Gobierno. Unos meses después, en abril de 2019 alcanzó con Ciudadanos 183 escaños, pero Rivera se negó a negociar con él. Convocó nuevas elecciones generales el 10 de noviembre de 2019. Afirmó urbi et orbi que no podría dormir si tuviera que aliarse con Pablo Iglesias, pero tras las urnas, formó un Gobierno de coalición con Podemos y el PC, apoyado parlamentariamente por los secesionistas catalanes y vascos y por los bilduetarras.
Y hasta ahora. Hasta ahora tras liquidar con Bildu el prestigio de la Transición con la Ley de Memoria Democrática que constituye una aberración política al prolongar la dictadura franquista hasta 1983. «Sánchez –me dice un dirigente socialista de cuyo nombre no debo acordarme– seguramente no utilizará la ley contra Felipe González. Pero lo ha acorralado, y en cualquier momento puede lanzar el GAL y otras historietas contra el viejo líder socialista», que ha sido, por cierto, el gran hombre de Estado de la España del siglo XX.
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